El centro de pensamiento estadounidense Atlantic Council reveló que existen tres clanes de familias libanesas y sirias, vinculados a Hezbolá, que son parte esencial de la economía del régimen de Nicolás Maduro.
En un informe titulado ‘El nexo Maduro Hezbolá: cómo las redes apoyadas por Irán apuntalan al régimen venezolano’, Atlantic Council señaló que las relaciones entre el grupo terrorista libanés y el poder ejecutivo se han mantenido enmascaradas para evitar levantar sospechas.
“Hezbolá ha ayudado al régimen de Maduro a convertirse en el eje central para la convergencia del crimen organizado transnacional y el terrorismo internacional en el hemisferio occidental, multiplicando los beneficios logísticos y financieros para ambos”, indica la investigación del Atlantic Council.
Joseph Humire, experto en seguridad global y autor del informe, detalló a Voz de América que los tres clanes familiares son redes de apoyo: «No podemos decir que son miembros del Hezbolá, sino que son redes de apoyo”.
El primero de los clanes es el de los hermanos Ali Mohamad y Kassem Mohamad Saleh, ambos sancionados por Estados Unidos como financistas del terrorismo en 2012. Estos llevan sus operaciones en Maicao, Colombia, y Maracaibo, capital del estado Zulia.
Según Humire, Ali Mohama es un “prominente empresario chiíta y operador de Hezbolá” que lideró una red de crimen y terror que cruzaba fronteras entre Colombia y Venezuela.
“Este clan tiene muchas conexiones en el Líbano, con su propia cancillería, el servicio exterior, con parlamentarios y diplomáticos. Reaparece en Maracaibo cuando hace el registro de una empresa, entre 2013 y 2014. Tiene vinculaciones con el régimen de Maduro”, apunta Humire a la VOA.
El segundo clan es el Nassereddine. Humire asegura que es el más clave porque tiene integrantes dentro del mismo régimen de Maduro.
Su líder es Ghazi Nassereddine quien está sancionado por la OFAC de Estados Unidos en 2008 por sus vínculos con Hezbolá y designado como persona de interés por el FBI en 2015.
Ghazi, puntualiza Humire, formó parte del Ministerio de Relaciones Exteriores y logró obtener su estatus oficial de diplomático.
Su hermano, Abdallah, es un prominente empresario, propietario de centros comerciales e inmuebles en la isla de Margarita, se convirtió en una figura de alto perfil del Partido Socialista Unido de Venezuela en Nueva Esparta.
Humire señala que Nassereddine tiene una relación fuerte con Hezbolá y el régimen de Maduro: «Organizó reuniones en Siria para la entrega de armas por cocaína«.
El tercer clan es el Rada. Sus miembros no tienen sanciones, ni juicios formales. «Ha sido desapercibido. Lo nombro porque hay investigaciones en Argentina donde sospechan de ellos por el atentado a la AMIA», en 1994, dijo Humire.
Esa red familiar estaría involucrada en la industria de la criptominería en Venezuela, controlada por el madurismo y que el Departamento del Tesoro ha vinculado en lo político, social y económico con capos del narcotráfico.
«Estos clanes son parte de una red ilícita global mucho más grande de operadores, financistas y facilitadores de Hezbolá, que operan fuera de Venezuela con protección del régimen de Maduro«, concluyó Humire.
Redacción Maduradas con información de Voz de América
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