Que un niño lleve una lonchera al colegio se vuelve cada día más cuesta arriba para los padres venezolanos. Los altos costos y la escasez hacen que estar bien alimentado sea un lujo que la mayoría no puede darse.
Según el Observatorio Venezolano de la Salud, los venezolanos han adoptado una “dieta de sobrevivencia” con fuertes consecuencias en sobre su salud, y los niños no se salvan de esto.
Para que una madre prepare un sándwich para la lonchera, debe gastar, mínimo Bs. 300. Bs. 90 un pan, y el resto en una lonja de jamón y una de queso. El kilo del jamón de espalda alcanza los Bs. 2.200, mientras que el de queso se valora en Bs. 2.700.
Un jugo natural cuesta Bs. 250, y si además se añade una fruta, el total sube. Una piña, que puede alcanzar para tres días, cuesta Bs. 350, equivalente a 116 bolívares diarios. Pero un cambur puede costar por unidad 60 bolívares, algo más económico que la piña.
Esto quiere decir que una lonchera balanceada terminaría costando al menos 610 bolívares, 225 más que el día de trabajo, que se valora en Bs. 385.
Además, los precios en las cantinas no permiten que los padres apelen más a esta opción, reseñó Efecto Cocuyo.
“Vamos a tener niños chiquitos y gorditos, alimentados con puras harinas. No parece que estén desnutridos, pero lo están”, dice Mariela Berrisbeita, especialista en medicina de obesidad. “Los niños deberían tener una alimentación equilibrada. Hoy en día, para empezar, las frutas son inalcanzables”, añade.
“Los ingresos se han venido abajo y ya la gente no puede adquirir los mismos alimentos que antes”, apunta la doctora e investigadora del Centro de Estudios de Desarrollo (Cendes UCV), Marianella Herrera. Esto, según la última Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), presentada el 31 de marzo de este año.
Y el Gobierno tiene el descaro de decir que ahora los venezolanos comen más y mejor. Déjenos sus comentarios