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¡INDIGNANTE! Seis niños han muerto en solo dos meses por desnutrición: 4 en Zulia y 2 en Bolívar

En tan solo dos meses, al menos seis pequeños han perdido la vida por problemas asociados a la desnutrición. No los mató el hampa, como es costumbre en Venezuela, ni murieron por falta de medicamentos, lo que también es usual. Los mató el hambre, ese que se ha impuesto en los últimos meses en los estómagos de millones de venezolanos.

Cada uno de estos casos, como el de Kelvin en Maracaibo, dan cuenta de la grave situación humanitaria por la que transita el país, crisis que los líderes del oficialismo insisten en negar asegurando cosas como que Venezuela pudiera alimentar a tres países, es decir, «sobra el alimento«.

Foto: AFP

Foto: AFP

Hace tan solo unos días, una diputada del oficialismo negó que existiera desnutrición en el país, o que la gente muriera de hambre, pero los casos del día a día la desmienten.

Yuliannys Urdaneta, de tan solo 18 años, por ejemplo, contó sobre la situación que les llevó a la desnutrición de su pequeño Kevin, de 3 años de edad.

La familia vive en el barrio 19 de Abril, una comunidad al oeste de Maracaibo que se formó hace 24 años producto de una invasión, todavía con calles de tierra y sin los más elementales servicios públicos.

Su hijo Kelvin está desnutrido, como en su momento lo estuvo Royer Augusto Machado, un bebé de 18 meses de nacido que vivía en el barrio Las Trinitarias y que falleció el 20 de agosto; y como lo estuvieron tres niños indígenas, de los que ya nadie se acuerda, que murieron a principios de julio en los alrededores de Mercamara; y como Aketzali González, una bebé de siete meses que murió esta semana, y Stefany Farfán, de dos años, muerta hace dos semanas, ambas vivían en el barrio Brisas del Sur, en San Félix, estado Bolívar.

Kelvin pasó varias semanas en la unidad nutricional del hospital Chiquinquirá, adonde llegó pesando 5 kilos. Recibió tratamiento por neumonía. Le dieron de alta, aunque sigue muy enfermo y regresó al ranchito de dos habitaciones, separado por cortinas, donde viven 12 personas, incluidos 7 niños; 4 más que son de la hermana de Yuliannys. “Los muchachos lloran por comida. Los sentamos en una silla a esperar a que llegue mi papá, a ver si trae algo. A veces nos acostamos sin comer o hacemos una comida al día. Cuando viene tarde no comemos”.

Kelvin respira con dificultad. No sonríe. En medio de la desazón su mamá intentó suicidarse. Quiso saltar de una cornisa del hospital Chiquinquirá, pero la sujetaron algunas enfermeras. “Los gritos de los muchachos me desesperan. Yo los iba a dar, pero mi mamá me dijo que no son perritos para que los esté regalando”.

 

Consecuencias terribles.

“Del hambre no se regresa”, dice de manera tajante la investigadora y experta en nutrición y seguridad alimentaria, Susana Raffalli. “Cuando la desnutrición ocurre antes de los dos años las consecuencias son prácticamente irreparables”.

Raffalli explica que un niño menor de dos años, que ha tenido retardo en el crecimiento y desnutrición, pudiera eventualmente recuperar la talla si ingresa en programas de recuperación muy rigurosos, pero no se hace ilusiones. “Un niño que llegó desnutrido a los siete años difícilmente regresa de esa situación”.

Especifica que hay que reorientar los recursos y los esfuerzos para que el consumo de suplementos nutricionales se comience desde la gestación hasta los dos años de edad. “La nutrición no es un asunto de estar flaco o gordo. La nutrición, sobre todo infantil, es la base fundamental del desarrollo cognitivo, del progreso escolar, que te lleva a las capacidades económicas de un adulto”.

Partiendo de los datos que maneja, entre 20% y 25% de los niños en Venezuela presenta desnutrición aguda y crónica. “Al cabo de cinco años serán niños con un retardo escolar enorme, y al cabo de 10 años serán niños con menos productividad. Si esto no se detiene estamos comprometiendo incluso el desarrollo económico del país”.

En el caso de las niñas advierte que no solo está en juego su desarrollo escolar y desenvolvimiento en el mercado económico y de trabajo, “sino que cuando esas niñas sean adultas van a tener entre 5% y 10% más de probabilidades de dar a luz a niños desnutridos, por lo que esto se convierte en un círculo vicioso”.

 

Con información de El Nacional.

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