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Un infierno llamado Darién: los videos y testimonios más dramáticos de venezolanos que cruzaron la selva en 2022

Este 2022 fue uno de los años más dramáticos para los venezolanos que decidieron abandonar el país en busca de un mejor futuro. Para lograr ese objetivo, muchos pusieron en riesgo sus propias vidas y las de su familia.

Maduradas.

Uno de los escenarios del mundo que se convirtió en la máxima representación de los peligros que atraviesan los migrantes venezolanos en su intento por encontrar una mejor vida fue la temida Selva del Darién.

Este es un espacio territorial entre Colombia y Panamá conocido como un cruce ilegal usado por migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos. Tradicionalmente, personas provenientes de Colombia o africanos transitaban en su mayoría por esta selva, pero esta ruta migratoria se popularizó entre los venezolanos que huyen del régimen de Nicolás Maduro y la crisis política desde finales de 2021 y a lo largo de todo 2022.

Fue justo en 2022 cuando se hicieron cotidianos los testimonios de venezolanos que vivían tragedias a lo largo de esos 106 kilómetros de terreno selvático.

El drama comenzó a escalar de tal forma que el medio The New York Times elaboró un trabajo periodístico en el que retrataba lo que vivían los venezolanos que deciden salir en busca del llamado sueño americano a través de la peligrosa selva.

Los venezolanos que han atravesado la selva del Darién contaron al medio que durante el largo recorrido se deben enfrentar a las adversidades de la naturaleza como el terreno o el clima, situaciones que ponen a prueba sus capacidades físicas y la resistencia de su salud.

Pero además, deben darle la cara a la delincuencia y a la violencia sexual que predomina en la zona.

Ejemplo de esto es el testimonio de una joven venezolana quien, sin revelar su identidad, aseguró haber sido abusada sexualmente por siete hombres cuando intentaba cruzar por el conocido Tapón del Darién.

«Te tienes que tragar el orine, te eyaculan en la cara, se burlan de ti, te pegan, delante de mil personas y nadie puede hacer nada porque decían: ‘El que se mueva lo mato'», explicó sobre aquella dura experiencia que vivió como mujer.

A estos trágicos testimonios se suma el de un hombre que resultó herido de bala durante un tiroteo cuando atravesaba por la zona que divide a Colombia y Panamá. Argenis Portillo, oriundo del estado Zulia, explicó que varios delincuentes atacaron a un grupo de 18 migrantes, entre quienes se encontraban él y su sobrino, Yulvis Caridad, de apenas seis años, quien recibió un disparo en medio del tiroteo.

«Me mataron a mi sobrino en mis brazos con un tiro que le dieron en la sien», dijo tras el ataque ocurrido en el área conocida como Tres Bocas dónde también quedó herida una mujer.

Morir por agotamiento lejos del hogar

No solo los abusos destacan entre las tragedias vividas por los venezolanos que arriesgan sus vidas por el Darién. Las condiciones en la selva panameña han cobrado la vida de un número desconocido de personas, lo que ha llevado a qué también se le conozca como la «selva de la muerte».

Así ocurrió con un hombre que pasó a representar uno de los decesos más dolorosos y simbólicos de venezolanos que se han reportado desde el Darién.

Se trata del ciudadano Wilmer Monterola, oriundo del estado Nueva Esparta, quien se vio afectado por el agotamiento. Su condición física y de salud se vieron severamente afectadas cuando atravesaba el terreno selvático, y estuvo agonizante durante aproximadamente 15 días.

Un grupo de migrantes que pasaba por la zona donde Monterola colapsó compartieron algunos videos de él, aún con vida, pidiendo ayuda para ser rescatado de la selva debido a que su condición de salud le impidió continuar la travesía; sin embargo, varios días después fue difundido un segundo video en el que se informaba sobre su muerte.

Lo mismo le sucedió a una madre zuliana que no soportó la dura travesía y murió en medio de la selva panameña.

A principios de marzo de 2022 la mujer, identificada como Andreina Chiquinquirá Acosta, quien hacía el recorrido junto a su hijo de tres años, Miguel Ángel Portillo, sufrió un importante agotamiento por las condiciones del viaje y, aunque recibió los primeros auxilios por parte de otros migrantes, sufrió un infarto que puso fin a su existencia.

Las vidas que se llevó el agua

En redes sociales también se viralizó la muerte de otra madre venezolana en la selva del Darién. Se trata de Mariné Carolina Castellano Suárez, de 26 años, oriunda del municipio Cabimas, estado Zulia, quien viajaba junto a su esposo y su hijo de seis años.

Su esposo, Andrés Eduardo Lucena, describió el duro momento: «Fue muy triste. Mi esposa, nuestro hijo de seis añitos y yo estábamos cruzando el río en la selva junto con otros emigrantes que tenían como meta llegar a Estados Unidos, cuando el nivel del agua subió y la arrastró. No pudimos hacer nada. Mi hijo vio todo«.

De esta misma forma la muerte sorprendió a una niña venezolana de tan solo 10 años, quien cruzaba la peligrosa ruta junto a su madre y una tía.

Estaban cruzando un río cuando el agua la arrastró sin que nadie pudiera salvarla. Las autoridades informaron que el cuerpo de la menor de edad fue recuperado en la zona de Tacartí.

Ruta de abandono y estafas

Muchas veces las muertes u otros lamentables hechos sucedieron por la actuación de personas que ganan la confianza de los migrantes para estafarlos. Muchos de ellos también son extranjeros que cobran por orientarlos y acompañarlos durante el recorrido que dura aproximadamente entre cuatro y cinco días, pero desaparecen posteriormente, y los dejan a la deriva y a merced de los peligros y la violencia.

Así le ocurrió a varios venezolanos que atravesaron la selva del Darién, entre ellos, una familia que contó cómo fueron abandonados por los guías que contrataron para hacer el extenso recorrido entre ríos, pantanos, animales, y climas adversos.

«Nos dijeron que íbamos a pasar solo un día en la selva y en el camino nos dejaron botados, tuvimos que luchar, caminar y caminar hasta conseguir a alguien que supiera el camino, estuvimos perdidos cerca de tres horas. Ver qué un haitiano se cayó de la montaña de La Llorona y se murió, eso fue fatal», detalló una madre sobre su travesía.

«Me aventuré sin pensar que era una cosa tan fea y tan dura, murió mucha gente», agregó.

Con ella coincidió otro migrante venezolano, quien reconoció que atravesar la Selva del Darién «es fuerte» y recomendó a sus compatriotas no arriesgarse en esta travesía, menos aún si viajan con niños. 

«Sinceramente la selva es fuerte, eso no es para todo el mundo, les pido por favor a los que piensen emigrar no lleven a sus niños, váyanse solos, y si no tienen con quién dejarlos, preferiblemente no viajen, porque el mayor peligro está con ellos», advirtió.

Solidaridad en medio del caos y el dolor

Está dura realidad también ha sacado a relucir el lado más humano y solidario de algunos venezolanos. Ejemplo de ello fue un joven criollo que decidió migrar del país, pero no quiso dejar atrás a su amigo, un muchacho con discapacidad.

Por este motivo, el joven atravesó la dura Selva del Darién con su amigo, quien tiene impedimentos para caminar, a cuestas, demostrando no solo valentía y fuerza, sino también el valor de su amistad.

La realidad trágica de la Selva del Darién en torno a los venezolanos solo reitera que en Venezuela las condiciones de vida cada vez son más difíciles.

La crisis que afecta al país obliga a los ciudadanos a huir enfrentando los peligros de atravesar de manera irregular pasos fronterizos, selvas y desiertos en medio de condiciones climáticas adversas, algo que ocurre no solo por las condiciones económicas del migrante, sino porque la mayoría de los países han implementado restricciones de ingreso a los venezolanos.

A mediados del año, un venezolano ofreció un conmovedor testimonio que asoma la dura realidad de la migración venezolana. El hombre dijo que el chavismo es el responsable del éxodo masivo y que cada vez se torna más difícil y peligroso salir de Venezuela debido a que muchos países le han cerrado las puertas los criollos.

En su declaración, visiblemente conmovido, el hombre manifestó: «Se nos están acabando los países».

Redacción Maduradas.


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