Recientemente, luego de más de 20 años de la muerte de Diana de Gales, MoSef Dahman, uno de los médicos que estuvo presente en los últimos momentos de la princesa, reveló detalles sobre lo ocurrido la noche del 31 de agosto de 1997.
Dahman se encontraba en el hospital Pitié-Salpêtrière de París (Francia), cumpliendo una guardia, cuando fue notificado del ingreso de una mujer joven en un delicado estado a la sala de emergencias. No sabía quién era esta mujer, pero sí le notificaron que había sufrido graves lesiones en un accidente automovilístico.
«Habíamos traído gente a Pitié-Salpêtrière que estaba en muy mal estado, más grave que Diana cuando llegó. Es uno de los mejores centros de Francia para este tipo de emergencias traumáticas. Y salvamos a algunas de esas personas, lo que nos hacía especialmente felices y orgullosos. Pero eso no sucedió en este caso. No pudimos salvarla. Y eso nos afectó mucho«, recordó, según reseñó Infobae.
Detalló que, cuando llegó al hospital, la princesa fue sometida a una radiografía que reveló que estaba sufriendo una importante hemorragia interna. Por esto, le practicaron un drenaje torácico. Sin embargo, a las 2:15 am, Diana habría sufrido un segundo paro cardíaco, por lo que decidieron intervenirla quirúrgicamente.
«Su corazón no podía funcionar correctamente porque le faltaba sangre», dijo Dahman.
En la operación, descubrió que Diana había sufrido también un desgarro significativo en el pericardio y, a medida que pasaban los minutos, el diagnóstico se volvía cada vez menos alentador. A las 2:30 am, fue convocado el «mejor cirujano cardíaco de Francia», Alain Pavie, quien no solo ordenó el traslado de la mujer a uno de los quirófanos del hospital, sino que descubrió algo que no habían notado antes: un desgarro en la vena pulmonar superior izquierda, en el punto de contacto con el corazón.
Pavie habría suturado la herida, pero, para el momento, el corazón de Diana no se había reiniciado.
«Probamos descargas eléctricas, varias veces y, como había hecho en la sala de emergencias, masaje cardíaco. Se le administró adrenalina. Pero no pudimos hacer que su corazón volviera a latir», señaló, pero estos esfuerzos, de varias horas, no surtieron efecto.
A las 4:00 am, todo el equipo se resignó y aceptó que no se podía hacer más.
«Luchamos duro, lo intentamos mucho, realmente muchísimo. Francamente, cuando estás trabajando en esas condiciones, no notas el paso del tiempo. Lo único importante es que hagamos todo lo posible por esta joven«, lamentó.
Después de la muerte
Dahman contó que, tras la batalla perdida, todos los presentes estaban exhaustos y abatidos. El cansancio físico se unió al emocional y todos se retiraron del lugar para no tener que enfrentar el «caos» posterior.
Poco después, notó que los zapatos que tenía puestos esa madrugada estaban manchados de la sangre de la princesa. Luego de que un francés le haya ofrecido dinero por el calzado sucio de «sangre real», decidió limpiarlo, horrorizado ante la sugerencia.
Redacción Maduradas con información de Infobae
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