Alba Hernández dirige el refugio para perros «Mi Moisés» que lleva funcionando 24 años en el país, pero que actualmente está a punto de colapsar por la falta de donaciones o ayuda veterinaria.
VOA.
Casi 100 perros viven en este lugar y siguen llegando, como el último de ellos, un cachorro al que amarraron en el portón del lugar u otros dos que fueron lanzados hacia adentro por encima de las rejas.
Hernández lamentó que «no hay humanidad» al referirse a cómo son abandonados los perros por sus dueños.
«El año pasado fue horrible la cantidad de peluditos que me dejaron amarrados aquí. Este año hemos continuado con lo mismo», reveló.
Además destacó que el cierre del refugio es inminente debido a la falta de apoyo para adquirir comida y medicinas: «Esto va a cerrar, ya no puedo más».
Reconoció que se vio en la obligación de compartir la ubicación del refugio con la esperanza de recibir ayuda, pero en lugar de llevarle dotaciones la gente comenzó a dejarle más perros amarrados en el portón.
Aunque no hay cifras oficiales sobre la cantidad de mascotas abandonadas en Venezuela, la Fundación Adopta un Perro o Gato sin Techo estimó hace aproximadamente seis años que cerca de 200.000 animales son abandonados cada año.
Debido a la crisis económica que atraviesa Venezuela muchos dejaron de tener condiciones adecuadas para alimentar a sus mascotas, o para ofrecerles atención veterinaria.
Ante esto, la gente «está dejando de adoptar» recalcó Hernández al mencionar que en lo que va de año solo ha contabilizado una adopción.
Al mismo tiempo, explicó: «Antes era muy fácil: agarraba, recuperaba, esterilizaba, y lo daba en adopción, pero por el aumento de la comida, de las vacunas, de veterinarios, la gente no está adoptando«.
Redacción Maduradas con información de VOA.
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