Jacqui Saburido, la venezolana que se convirtió en el rostro de las campañas contra la conducción en estado de ebriedad en Estados Unidos, murió a los 40 años de cáncer, dos décadas después del terrible accidente que le causó gravísimas quemaduras en su cuerpo y que le dio un vuelco a su existencia.
Era 1999, la joven venezolana interrumpió sus estudios de ingeniería industrial en Caracas para tomar unos cursos de inglés en Estados Unidos. En el mes de septiembre, cuando tan solo tenía 20 años, fue víctima de una fatalidad y de la imprudencia de un conductor ebrio.
Jacqui volvía de una fiesta en Austin, poco después de las 4 de la mañana y estaba en el asiento de copiloto, pero Reggie Stephey, de 18 años, también volvía a su casa, y manejaba en completo estado de ebriedad.
El sujeto se cruzó de carril e impactó de frente con el vehículo en en el que viajaba la venezolana junto a Natalia Bennett y Laura Guerrero, quienes fallecieron en el acto. Jacqui sufrió graves quemaduras, pero sobrevivió al brutal choque. El hombre fue condenado a siete años de prisión
Reggie estaba por terminar la preparatoria y era un atleta que aspiraba a
Durante años, Jacqui fue sometida a casi cien cirugías por las extensas quemaduras de tercer grado que prácticamente la dejaron ciega, sin nariz, labios, párpados, cuero cabelludo. También, perdió el uso de sus manos; los médicos tenían un pronóstico fatal.
A pesar de todo, se convirtió en testimonio vivo para promover la conciencia entre los conductores:
«Aunque deba sentarme frente a las cámaras sin orejas, nariz, cejas, lo haría mil veces si ayuda a que alguien tome una sabia decisión», solía destacar en sus conferencias de prensa, ya que fue elegida para participar en una campaña del Departamento de Transporte de Texas.
Sus últimos años de vida los pasó en Guatemala. José Saburido, su primo, contó al portal Statesman de Austin que el deseo de Jacqui era ser enterrada en Venezuela junto a su madre, quien murió en el 2006.
Redacción Maduradas con información de Infobae
Más noticias: