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Las 6 razones clave por las que no es viable un Pacto Antinflacionario en Venezuela

Recientemente, el economista y profesor universitario Enrique González Porras se refirió al respecto del «pacto antinflacionario» que se ha propuesto para frenar el avance de la elevada y persistente inflación en Venezuela.

Reuters/Leonardo Fernández Viloria

«(Pareciera que la propuesta está basada en la causación multilateral, es decir que todos y cada uno de dichos actores tienen responsabilidad e incidencia sobre el fenómeno inflacionario; y que la inflación constituye un fenómeno o un problema de acción colectiva susceptible de un arreglo ‘institucional», escribió, en un análisis, publicado en Banca y Negocios.

A su juicio, el referido enfoque económico, pese a su buena intención, posee «premisas débiles» para su ejecución. Por ello, enunció las principales debilidades de este plan.

Señaló que, en primer lugar, la propuesta carece de micro fundamentos, al asomar o imputar causalidad e intencionalidad de la inflación en agentes económicos particulares, tanto en el caso de empresarios como trabajadores.

«Por definición, cualquier ajuste de los precios por parte de estos agentes resulta puntual y no sostenido a lo largo del tiempo y/o intertemporalmente (no constituiría una acción racional)», apuntó.

En segundo lugar, señaló que el passthrough que empresarios y trabajadores hagan de la inflación de costos hacia sus precios dependerá de la elasticidad de la demanda. En este sentido, advirtió que, salvo que la demanda sea perfectamente inelástica, resultará imposible que empresarios y trabajadores realicen un passthrough completo de la inflación hacia sus precios.

«Lo que realmente ocurriría es que empresarios y trabajadores verían pinzar sus ‘márgenes«, agregó.

Luego, el efecto multiplicador del gasto de sueldos y salarios pagados por una empresa es, en el mejor de los casos, parcialmente interiorizado por esta última. Por tanto, difícilmente ve la posibilidad de que un agente económico «racional» que conceda subsidios para el consumo de productos ofrecidos por otras empresas, independientemente, que se haga vía aumento de los salarios de sus trabajadores o vía rezagos en los ajustes de los precios reales de sus productos.

En cuarta instancia, añadió que los trabajadores deben sacrificar el ajuste de sus remuneraciones con una eventual pérdida de su valor relativo a lo largo del tiempo e independientemente de su nivel de productividad.

«Este tema empírico y seguramente heterogéneo a lo largo de distintos sectores económicos no resulta menor«, alertó.

Del mismo modo, el experto manifestó que, en el caso que se asome una especie de problema de «acción colectiva» o de externalidad producto de la recursividad en el alza de los precios, el origen del problema podría obedecer a que los ajustes de precios al alza constituyen, individualmente, una estrategia dominante que eventualmente arrojaría un equilibrio de Nash ineficiente como sería exacerbar la inflación.

«Sin embargo, un pacto voluntario sin un cambio en los pagos que implique un nuevo esquema de incentivos creíbles y ejecutables, parece un saludo a la bandera», agregó.

Y, en sexto lugar, en Venezuela, en numerosas ocasiones, se ha pretendido que los particulares encuentren respuestas a problemas de provisión de bienes públicos y soluciones individuales para males públicos que escapan del ámbito de sus acciones.

«Así ha ocurrido con los problemas de seguridad, salud pública, educación básica y ahora nos conminan a hacerlo con el tema inflacionario», señaló.

Redacción Maduradas con información de Banca y Negocios

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