Un alto mando militar estadounidense dijo este jueves 11 de junio que no debería haberse unido al presidente Donald Trump en el paseo que este hizo desde la Casa Blanca a una iglesia cercana donde los medios le hicieron fotos después de que las fuerzas de seguridad dispersaran a los manifestantes con gas lacrimógeno y balas de goma.
“No debería haber estado allí”, dijo el Jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, sobre su presencia en este acto con alta carga política del 1 de julio.
“Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de los militares están involucrados en la política nacional”, dijo en un video pregrabado de un discurso para la Universidad de Defensa Nacional.
Las declaraciones de Milley se producen tras las críticas en público y poco frecuentes de varios generales estadounidenses retirados e incluso del exsecretario de Defensa Jim Mattis que condenaron su participación en el evento, dado que las fuerzas armadas de Estados Unidos son en principio apolíticas y han jurado defender la Constitución de Estados Unidos, que protege el derecho a la manifestación pacífica.
Milley y el secretario de Defensa actual, Mark Esper, se habían unido a Trump para hacer una visita sorpresa a la histórica Iglesia de San Juan, durante la cual el presidente sostuvo una Biblia ante los fotógrafos.
Minutos antes de la visita, las fuerzas del orden utilizaron gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar a los manifestantes, en su mayoría pacíficos, que ocupaban la plaza situada entre la Casa Blanca y la iglesia en una manifestación contra la muerte a manos de la policía del afroamericano George Floyd, lo que provocó la condena de los demócratas y algunos republicanos.
La Guardia Nacional apoyó a las fuerzas de seguridad en el lugar.
“Como oficial uniformado comisionado, fue un error del que he aprendido, y espero sinceramente que todos podamos aprender de él”, dijo Milley, quien no había pedido disculpas de inmediato.
Redacción Maduradas con información de Reuters
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