Leopoldo López, fundador de Voluntad Popular (VP), publicó en el diario El Mundo un artículo de opinión sobre las cuestionadas elecciones regionales y municipales a celebrarse este domingo 21 de noviembre.
En el texto, el dirigente en el exilio recordó a la ciudadanía el írrito consejo Nacional Electoral (CNE) se encuentra bajo el “servicio” del régimen de Nicolás Maduro. Además, aseguró que el ente carece de “autonomía”, es “ilegítimo, fraudulento y desprovisto de credibilidad”.
Asimismo, en el escrito aseguró que el Poder Electoral “es un organismo que goza de absoluta impunidad: ninguna de las denuncias que se han hecho en los últimos años, con testigos y sólidas evidencias, ha producido algún resultado”.
“Esto explica por qué, cada vez que la cuestión electoral aparece en la escena, se produce un complejo e intenso debate, entre quienes opinan que hay que participar, para aprovechar la oportunidad que el escenario electoral ofrece, y quienes sostienen que hacerlo legítima al régimen, y que es llamando a la abstención, el modo de denunciar la parcialidad del CNE y la ejecución del fraude electoral”, señaló.
López considera que por eso ha sido fácil “lograr que la mayoría de la alternativa demócrata alcance un acuerdo” en cada proceso comicial que se ha realizado desde hace años en el país.
“Ello desmiente la falsedad del régimen, cuando afirma que la oposición democrática venezolana es estructuralmente abstencionista. Al contrario: derrotar al régimen de Maduro en un proceso electoral es uno de los más altos objetivos de los demócratas”, expresó.
Mencionó que en 2018 la gran mayoría de los partidos políticos en el país acordaron no participar “en la trampa” de las elecciones presidenciales.
“La reacción a la farsa fue inmediata: 60 países, la Organización de Estados Americanos -OEA-, la Unión Europea, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, expresidentes e instituciones democráticas de varios países, desconocieron los resultados y, muy relevante, la legitimidad del régimen. Esta fue la realidad -un país sin gobernante legítimo- que obligó a la Asamblea Nacional a constituir un gobierno interino”, indicó.
Añadió que en 2020, en medio de la pandemia del coronavirus, el régimen de Maduro convocó unos comicios parlamentarios que, una vez más, “consensuaron el rechazo de la mayoría de los partidos políticos de la alternativa democrática”.
“Recordemos que el ilegítimo e ilegal Tribunal Supremo de Justicia designó un Consejo Nacional Electoral violando los procedimientos establecidos en la Constitución. La cadena de manipulaciones, las irregularidades denunciadas -como la eliminación del derecho al voto directo y personal de los electores indígenas-, la intervención ilegal de los principales partidos políticos, la participación politizada de las fuerzas armadas, todos estos fueron factores para que la Unión Europea, el Grupo de Contacto sobre Venezuela, el Grupo de Lima, los gobiernos de varios países -entre ellos, Estados Unidos-, asumieran que ese proceso electoral no sería ni libre, ni justo, ni transparente”, manifestó.
Agregó que esos comicios no alcanzaron ni siquiera 15% del electorado, “o que ratificó la repulsa de los ciudadanos venezolanos a la trampa organizada por el CNE, a pesar del programa de amenazas y coacciones que el régimen ejecutó, para obligar al voto”.
“Estos dos, entre varios otros, son ejemplos de la celada que las dictaduras imponen a las sociedades que luchan por su libertad: convocan a elecciones bajo su control, cuyo triunfo está previamente asegurado. Lo acabamos de ver en Nicaragua, de forma grotesca, a pesar del rechazo mundial hacia el descaro con que Daniel Ortega y Rosario Murillo cometieron el mega fraude”, dijo.
López explicó que en esta ocasión, “aunque la mayoría asume que no es más que una trampa semejante a las anteriores, el uso de la plataforma y la campaña electoral tiene beneficios para la oposición: permite activar a la militancia, pero también a otros sectores de la sociedad; da la oportunidad para estructurar y articular a las organizaciones partidistas; hace posible proyectar a liderazgos emergentes que han aparecido en los tiempos recientes; facilita los acuerdos entre los distintos componentes político-partidistas de la Unidad”.
“El dilema electoral, manejado por las dictaduras -incluyendo la venezolana-, tiene, no solo el propósito de obtener alguna legitimidad, también dividir a los demócratas entre los que aceptan ir a votar y los que no. En el fondo, si lo pensamos con sosiego, concluiremos que, salvo ciertos oportunismos, unos y otros somos víctimas del poder pervertido que ha sometido el poder electoral a sus designios. Y es allí donde surge la oportunidad que han vislumbrado las distintas fuerzas democráticas aglutinadas en la tarjeta de la Unidad: la de asistir a las mesas de votación en esta ocasión, a consignar el voto contra el régimen, para demostrar que el rechazo al régimen y la voluntad de cambio están en Venezuela, vivas y en movimiento. Y es que, además, el que vayamos a votar no los legitimará: seguirá siendo el régimen que viola los Derechos Humanos y los derechos políticos de los venezolanos”, concluyó el político en su artículo.
Redacción Maduradas con información de El Mundo.
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