Melissa Pineda, exestudiante de la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE), denunció este domingo 2 de mayo una historia de acoso sexual que sufrió dentro de las instalaciones de esa casa de estudios.
En un hilo publicado en su cuenta en la red social Twitter, Pineda aseguró que el hecho sucedió en 2013, cuando ella tenía 19 años de edad y se encontraba cursando la carrera de Comunicación Social.
“En ese momento estaba viendo una materia en la noche, Laboratorio Fotográfico, con el ‘profesor’ Juan Guerrero Briceño”, comenzó su relato.
Afirmó que quiso contar su testimonio después de ocho años de lo ocurrido porque no encuentra bien que “estas escorias sigan con sus vidas como si absolutamente nada pasar”.
Indicó que cuando empezó a cursar la materia todo concurría con normalidad, aunque sí le llegaron rumores de que en el cuarto oscuro de la URBE, “cuando solo estaban las luces rojas o incluso, había veces que las rojas también debían apagarse, el tipo tocaba ‘por accidente’ las partes íntimas de las estudiantes”.
Mencionó el día en el que tuvo que entregar unas fotografías. Cuando llegó al salón, no había nadie más ahí, debido a que Guerrero recibía los trabajos a cualquier hora.
Luego de que el profesor le revisó el material y le colocó la nota, ella procedió a retirarse del lugar y Guerrero la siguió. Explicó que para poder salir o entrar al salón, primero se debe ingresar a un espacio que separa dos puertas y cerrar una para poder abrir otra.
“Para ponerlos en contexto, el cuarto oscuro tenía un sistema hermético para evitar el paso de luz, era un sistema de dos puertas, con un espacio entre ellas de más o menos 2 metros x 2 metros”, dijo.
Sin embargo, cuando la joven fue a abrir la puerta que daba al exterior del aula, el profesor supuestamente la empujó para cerrarla.
“En ese momento entendí perfectamente lo que iba a pasar. Me voltea y me pone contra la segunda puerta que no pude abrir, empujaba mi cuerpo contra la puerta para evitar que la abriera de cualquier forma. Tenía mucha fuerza”, aseveró.
Continúo su relato: “Con una mano me tapa la boca, intenté gritar, pero no se escuchaba nada de lo fuerte que me sostenía la boca. Comienza a tocarme, me toca los senos, me toca el cuello, me toca las caderas y mis partes íntimas, bruscamente”.
“Me quita la mano de la boca y de inmediato me comienza a besar, agarrándome el cuello, muy fuerte. Entré como en shock por unos 2 minutos, que parecieron horas. Mientras lo hacía me tocaba abajo, pero no pudo meter la mano, así que solo lo hacía por fuera”, expresó.
Pineda resaltó que en ese momento reunión todas sus fuerzas y empujó su cuerpo hacia él, lo que permitió que Guerrero la soltara y ella pudiera escapar del lugar.
Sostuvo que al frente del cuarto oscuro se encontraban los baños, ahí se resguardó por unos 40 minutos, vomitó varias veces y lloró por lo que le había ocurrido.
“No quería que nadie supiera, nadie, ni mi familia. Pero en esa época estaba saliendo con una chica, quien al otro día me preguntaba qué me pasaba, y no tuve más remedio que contarle en lágrimas lo que me había pasado”, manifestó.
Explicó que su entonces pareja procedió a hablar con el decano de la Facultad de Humanidades y Educación, Mike González Bermúdez, quien en la actualidad es el vicerrector de la URBE.
“Cuando entramos a decanato, nos sientan y ella comienza a contar lo que pasa. El decano solo escuchó y lo primero que dice es: ‘es extraño porque nunca nos han llegado quejas de Juan Guerrero’”, recordó.
Pineda indicó que González Bermúdez le pidió que narrara con exactitud lo que le sucedió en una hoja y les solicitó que no le contarán nada “a sus papás nada para evitar cualquier situación”.
“La chica con la que salía llamó a mis padres. Me sentí horrible y muy avergonzada al contarles. Me abrazaron, lloraron conmigo y de una fuimos a la universidad. El decano nunca se imaginó que mi papá se aparecería por allí”, dijo.
Pese a que su padre tuvo una fuerte discusión con el decano, a quien le solicitaba que despidiera al profesor por lo sucedido, González Bermúdez les dijo que no podía hacerlo porque estaban “a mitad de trimestre” y que debían “al menos” esperar a que terminara el mismo.
“Mi papá se molestó muchísimo y salimos de esa oficina sin ningún tipo de solución. En frente de su oficina estaba su secretaria y mi papá le pidió hablar con una autoridad que sea mujer y ella nos recomendó conversar con la directora de la Escuela de Comunicación Social. Le contamos todo, mi papá me ayudó mucho porque repetir la historia en ese momento, me daba muchísima vergüenza. La directora se portó increíble, lloró con nosotros y me hizo sentir apoyada”, afirmó.
La directora de la Escuela de Comunicación Social la cambió de sección para que no continuara viendo clases con Guerrero y aunque les dijo que la decisión de despedirlo no se encontraba “completamente en sus manos, al final terminó lográndolo y Juan Guerrero fue despedido de la URBE”.
“Al leer las historias de otras víctimas, me dieron fuerzas para contar la mía. Me puse a buscarlo en redes sociales y al verlo después de tanto tiempo, se me revolvió el estómago, me dio asco, estaba temblando, recordé su olor asqueroso”, concluyó.
Quiero y necesito contar mi historia de abuso sexual. Sí, 8 años después, porque sentía miedo, vergüenza y porque NO está bien que estas escorias sigan con sus vidas como si absolutamente nada pasara.
Abro hilo.— Melissa Pineda (@melissapinedav) May 3, 2021
Redacción Maduradas
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