La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, intentaba este jueves 14 de noviembre avanzar en la pacificación del país tras asumir el poder hace dos días después de la renuncia y exilio de Evo Morales en México, en medio de protestas que han dejado 10 muertos.
«Venimos a pacificar el país«, declaró este jueves el nuevo ministro de Defensa, Fernando López Julio, en un acto en el Colegio Militar de La Paz, al día siguiente de que Áñez designara a los primeros 11 miembros de su gabinete ministerial.
«Por delante tendremos que llevar la fe puesta en Dios«, agregó López, repitiendo una invocación religiosa de Áñez y de los dirigentes cívicos que lideraron las protestas por la renuncia de Morales tras su cuestionada reelección en los comicios del 20 de octubre, plagados de irregularidades, según una misión de auditoría de la OEA.
La Paz amaneció por segundo día casi en completa normalidad, aunque las clases universitarias están suspendidas y muchos padres prefieran no enviar a sus hijos a las escuelas por temor a hechos de violencia.
Parte considerable del transporte público operaba, incluido el teleférico, pero los accesos a la Plaza Murillo, donde se encuentra la casa de gobierno, seguían cerrados por barricadas custodiadas por la policía.
En la zona sur de la ciudad, se habían retirado todas las barricadas que por más de tres semanas obstaculizaron el tránsito como parte de las protestas para conseguir la renuncia de Morales, primer presidente indígena de Bolivia, quien gobernó casi 14 años.
En la tarde del miércoles la normalidad se vio alterada en La Paz cuando llegó una multitudinaria marcha de partidarios de Morales desde la vecina ciudad de El Alto, desatándose choques con la policía en los alrededores de la Plaza Murillo, mientras Áñez estaba en el Palacio Quemado juramentando a la nueva cúpula militar.
Los choques se prolongaron hasta la noche y culminaron con una veintena de detenidos, de acuerdo a medios locales. Casi cuatro semanas de protestas han dejado 10 muertos y unos 400 heridos, según cifras oficiales.
Inicialmente los que protestaban eran adversarios de Morales, pero desde el domingo, cuando renunció el exmandatario, son sus partidarios los que han salido a las calles y se han enfrentado con la policía.
Desde su exilio en México, Morales instó el en la noche a organismos internacionales como la ONU y la iglesia Católica, a través del papa Francisco, a acompañar un «diálogo para pacificar nuestra querida Bolivia«.
«La violencia atenta contra la vida y la paz social«, escribió en Twitter el exmandatario, quien renunció acorralado por las protestas y por un lapidario informe de la OEA sobre las irregularidades en los comicios, y abandonado por las Fuerzas Armadas y la Policía.
Morales también llamó el miércoles a policías y militares a no «usar bala contra el pueblo» y se declaró dispuesto a volver a Bolivia para «pacificar» al país.
Redacción Maduradas con información de AFP
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