Recientemente, dos mujeres denunciaron, públicamente, que Irineo Garzón Martínez, acusado de haber abusado sexualmente de una joven venezolana de 18 años de edad en Argentina, también las habría acosado e invitado a salir cuando estas estaban interesadas en un puesto laboral en su negocio de venta de uniformes.
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Ambas mujeres eran amigas, pero no sabían que ambas habían coincidido como aspirantes a este puesto, hasta que una de ellas lo publicó en su Instagram al enterarse del caso de la venezolana.
Las aludidas pidieron ser identificadas como Paola y Mailén para su propia seguridad. Mailén habría conversado, por iniciativa propia, con el abogado de la joven abusada, Pablo Baqué. Hace poco intentó poner una denuncia, pero afirmó que no le tomaron la denuncia bajo el argumento de que una invitación a salir no es acoso.
“No entiendo por qué lo dejaron libre con todo el daño que viene haciendo. Cuando vi lo que ocurrió con la chica venezolana se me puso frío el cuerpo y me largué a llorar”, dijo la muchacha, de origen colombiano, a La Nación.
Aseguró que Garzón le habría preguntado aspectos personales de su vida, como que si tenía pareja e hijos. Así mismo, la habría citado en el local a las 8:00 pm y, cuando llegó al establecimiento, el hombre le habría revelado que, además de una trabajadora, estaba buscando una pareja.
«Le dije que me parecía una falta de respeto que publicara avisos en los que buscaba una empleada siendo que su objetivo era encontrar una novia«, comentó Paola.
Luego de esto, Garzón Martínez le habría, supuestamente, ofrecido una bebida que ella rechazó. A pesar de que le había pedido retirarse, el hombre le insistía en que lo acompañara a la parte de arriba del local, en donde, supuestamente, planchaba los uniformes. Tras mucha insistencia y la promesa de que volvería luego, el hombre la dejó ir.
Al parecer, luego de ese episodio, todos los días a las 11:00, el acusado le enviaba un mensaje de texto para insistirle en que trabajara con él. Ella, finalmente, lo bloqueó de todos los medios.
En el caso de Mailén, la joven habría trabajado una semana con el imputado y, durante ese tiempo, el hombre le habría hecho un buen número de preguntas personas e insinuaciones desubicadas. Al parecer, entonces, ella trabajaba con otra muchacha, pero cuando ella se quedaba sola con Garzón, este aprovechaba para invitarla a salir.
Mailén aseveró que, cuando Garzón se refería a otras aspirantes a empleada, algunas le habrían ofrecido otros “servicios”: “Me lo dijo con un vocabulario desagradable”.
Así mismo, la muchacha afirmó que el último día que trabajó en el local, él se emborrachó y la despidió. Poco después, la llamó para que volviera a trabajar con él.
“Yo le dije que solo quería la remuneración”, relató.
Garzón Martínez le habría insistido en que se quedara, pero ella le mintió indicándolo que lo pensaría.
“Le mentí para que me dejara ir, le prometí que lo iba a pensar y que cualquier cosa le avisaría en otro momento. Además, le manifesté que se había desubicado con invitarme a salir y todas las otras cosas que me decía, pero él se desentendió totalmente de la situación, me dijo que yo había interpretado mal«, contó.
Aparentemente, ambas chicas serán citadas a declarar en los próximos días ante la fiscal de la causa, Silvana Russi, para formalizar sus respectivas denuncias.
Redacción Maduradas con información de La Nación
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