Un periodista venezolano comentó en su blog cómo fue su particular experiencia al acudir a buscar trabajo cuando tenía tan solo diez días residiendo en Perú.
Foto: La vida en letras.blogspot.com
El joven fue a una librería en la que tenían un cartel de «se busca personal». Aunque era periodista, ocultó su experiencia porque le urgía conseguir trabajo y no quería perderlo por sobrecalificación. Es por eso que cuando le preguntaron que sabía hacer, respondió sin vacilar: «Soy periodista, pero he trabajado limpiando oficinas».
«Ya, ¿usted es venezolano?», le preguntó la dependiente al escuchar su breve historia. El joven quería trabajar allí para comenzar a generar recursos rápido y porque le quedaba cerca de la habitación. Es por eso que en la hoja de vida que consignó, omitió su experiencia laboral como periodista e «inventó» un curriculum con trabajos distintos que jamás había realizado: archivador, operador de limpieza, entre otros.
Pero como que no convenció a la señora, quien enseguida le preguntó: “¿usted sabe manejar una maquina de sacar copias? El muchacho no sabía, pero igual respondió: «sí, claro, por supuesto».
Sin embargo, la última pregunta lo ponchó y quizá lo descalificó para el trabajo:
«¿Te gusta la izquierda o la derecha?», le interrogó la dueña del local. El joven vaciló y le dijo: «La verdad es que prefiero no hablar de temas políticos de Perú. Llegué apenas hace 10 días, no conozco mucho».
«No no, no te pregunto sobre Perú. Me refiero en general, en el mundo, le comentó la inquisitiva empleadora. Las dudas asaltaron al joven: si respondía que de una y la señora era de otra tendencia, seguro le negarían el trabajo. Así que optó por lo salomónico: «Centro».
La respuesta de la señora lo volvió a desarmar:
«Pues, yo soy de izquierda, me gusta esa clase política (… ¡Pero no la izquierda de Venezuela! Ellos son unos matones, que han destruido al país», expresó la mujer
«Bueno, seño (como diminutivo de señora), es que de ellos ni siquiera se sabe que son. No es una izquierda verdadera», balbuceó el joven tratando de conseguir el empleo. Al final, la encargada del local se despidió sutilmente de él y nunca lo llamó.
«La llamada nunca llegó. Unos 15 días después, ya estaba trabajando en mi área, en un canal regional de noticias. Cada vez que paso por ese local, recuerdo aquella pregunta. Creo que jamás me la habían hecho, y he asistido a unas 9 o 10 entrevistas laborales. Y a pesar de mis grandes gustos y coqueteos con la izquierda durante mi época universitaria, –como todos–, si, como todos. No mientan. Prometo la próxima entrevista, aclarar que me parece una tontería hablar de ideologías, en una actualidad mundial que necesita de más actos que teorías. Que la izquierda me parece una utopía, y la derecha… pues con la derecha escribo», comentó finalmente el joven.
Redacción Maduradas con información del blog La Vida entre Letras
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