El jueves 29 de agosto, más de 650 reclusas en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF) en Los Teques, una de las cárceles más sobrepobladas de Venezuela, fueron sometidas a una requisa por parte de funcionarios del Grupo de Respuesta Inmediata de Seguridad y Custodia (GRIC), un operativo que dejó a las internas sin sus pertenencias.
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«Primero entraron a la zona de madres, que es la que está empezando el penal. Ahí solo están las mujeres con hijos, les quitaron todo, le botaban la leche en el piso. Luego pasaron a admisión, ahí les quitaron todo, absolutamente todo, hasta las pantaletas les rompieron. Hicieron lo mismo en uno de los pasillos, pero esas mujeres se desnudaron. Les decían que ahora sí, que se atrevieran a ingresar», relató uno de los familiares.
Los parientes describieron la requisa como un acto de extrema crueldad, ya que no había habido incidentes previos que justificaran tal medida. Algunos vecinos inicialmente pensaron que los gritos de las internas eran parte de un juego, pero pronto se dieron cuenta de la gravedad de la situación.
En algunos casos, como el de la hija de Pedro, detenida desde hace cuatro años, las internas quedaron sin nada, con todas sus pertenencias destruidas o confiscadas. En respuesta a la requisa, muchas de las reclusas optaron por desnudarse como forma de resistencia.
Uno de los funcionarios del GRIC, cuando fue interrogado sobre la justificación del operativo, se limitó a decir que «presas son presas y órdenes son órdenes». Esto dejó a los familiares en un estado de angustia e incertidumbre, sin recibir respuestas claras por parte de las autoridades penitenciarias.
«Nos contaron cómo fue cuando le permitieron la llamada y nos dijo que había que traerle todo. En Admisión se metieron y les quitaron hasta los organizadores de pared. Ellas tienen un tamborcito con agua en la entrada de cada celda y se los botaron, el agua la echaban al piso frente a ellas, les dañaron colchonetas, les rompieron las almohadas, les quitaron hasta las cholas. Les echaron el agua en las colchonetas. Las dejaron con lo que tenían puesto. Incluso a dos mujeres las dejaron en pantaletas», comentó el padre de una de las detenidas.
Los familiares también expresaron su frustración con el ministro Julio García Zerpa, responsable del sistema penitenciario, exigiendo que se presente para dar explicaciones sobre lo ocurrido, especialmente después de haber realizado gestos de aparente buena voluntad, como llevar flores y organizar eventos en la cárcel meses antes.
Muchos de los familiares vivieron momentos de gran tensión mientras esperaban noticias de sus seres queridos. La hija de Yolanda, quien ha estado detenida por cuatro años, le contó sobre la destrucción de sus pertenencias y las difíciles condiciones en las que quedaron las reclusas tras la requisa. Yolanda, quien vive en Valencia, mencionó que mensualmente gasta más de 150 dólares para poder enviarle comida y productos básicos a su hija.
Redacción Maduradas con información de Tal Cual
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