El ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, confirmó este miércoles 25 de mayo la muerte en Venezuela de Miguel Botache Santanilla, conocido como alias “Gentil Duarte”, jefe de una de las principales disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un enfrentamiento “entre esos grupos de narcotraficantes y terroristas”.
Archivo – EFE
El 29 de julio del 2021, un comando especial de las fuerzas militares y policía de Colombia estuvo cerca de abatir a alias Gentil Duarte durante la operación San Miguel V, que se realizó en sigilo en Aguaclara, en la vereda Camuya, cerca de San Vicente del Caguán, territorio ubicado en las selvas del Caquetá, reseñó Semana.
Alias Gentil Duarte se encontraba en ese lugar, ya que asistía a una cumbre de narcotraficantes. Los agentes fueron recibidos a tiros por los escoltas de cabecilla de las FARC. Sin embargo, después de un fuerte enfrentamiento, él logró escapar, al parecer con una herida en uno de sus brazos.
Las autoridades pudieron incautar dos fusiles, dos pistolas, seis memorias USB y el computador personal de Duarte, que se encontraban en ese lugar.
La revista Semana reveló los primeros archivos encontrados en ese dispositivo y que expondrían los supuestos planes terroristas de Duarte, así como sus conexiones políticas y la presunta relación que mantienen las disidencias de las FARC con el régimen de Nicolás Maduro.
En el computador personal de Duarte se hallaron documentos que supuestamente evidencian la estrecha relación entre grupos de narcotraficantes de las FARC y el régimen de Maduro. Al parecer, existiría una “línea diplomática” en la que intervienen otros países con intereses comunes y en una especie de “toma y dame”.
De acuerdo con los correos electrónicos, las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia serían un “ejército irregular” al servicio del régimen de Maduro.
Una comunicación del 3 de diciembre de 2020 señala que las disidencias han realizado un gran esfuerzo por permanecer vigentes en el mundo, como lo hacían en tiempos de Tirofijo, Alfonso Cano, Raúl Reyes y Timochenko. El documento se titula ‘Informe general, comisión internacional’. En el texto revelan que han establecido “relaciones diplomáticas con Venezuela, Corea del Norte, Irán y Bolivia”.
“Establecer los mecanismos de comunicación directa y eficaz entre el gobierno bolivariano y el estado mayor de las Farc-EP con delegados directos de las partes y que permitan de manera ágil y eficaz tramitar, solucionar y gestionar cualquier asunto entre las mismas”, cita el escrito.
Asimismo, en el ámbito militar los datos son concretos. Las disidencias de las FARC le piden al régimen de Maduro que les permita “la permanencia y tránsito por el territorio de frontera de los distintos estados Zulia, Táchira, Páez, Apure, Bolívar, Amazonas, cumpliendo con los protocolos, rutas y mecanismos que se acuerden entre las partes preservando los principios de clandestinidad y de seguridad nacional para el desarrollo conjunto de operaciones”.
También se refieren al intercambio de información para “neutralizar operaciones de inteligencia y contrainteligencia de la inteligencia colombiana y norteamericana, grupos paramilitares y de sectores contrarrevolucionarios venezolanos”.
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Además, le solicitaban armamento de manera puntual al régimen de Maduro: “5.000 fusiles, 500 ametralladoras punto 30 o punto 50, morteros de 60 milímetros, sistemas antitanques, sistemas nocturnos, armas cortas, municiones para estas armas, granadas de manos, sistemas antiaéreos tierra-aire portátiles o de infantería, y lo relacionado con dotaciones de combustible (intendencia)”.
Semana
En ese entonces, las disidencias de las FARC se comprometían a “detectar y suprimir” operaciones de grupos opositores al régimen de Maduro que “no le son posibles al gobierno bolivariano”. Hacían alusión a una estrategia de defensa en la eventual intervención de tropas estadounidenses en Venezuela.
Aseguraban que contaban con 7.000 hombres y esperaban “triplicar” su fuerza en todo el territorio nacional. Aunado a ello, hablaban sobre una agenda pendiente, que incluía una relación con un general del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y “gestionar y tramitar salidas de las cárceles”.
Al mismo tiempo, planteaban crear el frente internacional Raúl Reyes, en cabeza de Arturo Ruiz, el hombre que, según los investigadores, manejaba las relaciones directas con el régimen de Maduro.
Redacción Maduradas con información de Semana.
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