Nayib Bukele, el actual presidente de El Salvador, se ha convertido en una figura polémica en la región. Sus críticos dicen que ahora, al apoyarse en el Ejército, se parece a los autócratas del pasado e incluso es comparado con otros populistas del continente, como Nicolás Maduro en Venezuela.
AP
La elección de Bukele, de 38 años, hizo a un lado a los dos partidos políticos que se habían alternado en el poder desde el final de la brutal guerra civil de El Salvador de la década de 1990, reseña el portal web del diario estadounidense The New York Times.
Lo cierto es, que sus últimas acciones han develado para muchos que sus medidas van en serio con el fin de transformar al país, situación que asusta tanto a criminales como a políticos.
1.- En febrero, Bukele llevó soldados al Congreso para intimidar a los legisladores con el fin de que aprobaran un proyecto de ley, cuando estos se tardaron en aprobar unos recursos para financiar el Plan de Control Territorial. Los eventos revivieron los recuerdos de las dictaduras militares que gobernaron al país durante casi medio siglo.
2.- Al mes siguiente, no acató las órdenes de la Corte Suprema de que dejara de usar al Ejército en los operativos de detención de los infractores de la cuarentena por el nuevo coronavirus (COVID-19).
3.- Más tarde, abogó por el uso de la fuerza letal en una ofensiva contra las pandillas criminales, que aumentan la tasa de homicidios en el país.
Las acciones no han sido aplaudidas por todos los sectores de la sociedad, pese a que la popularidad del gobernante se mantiene.
“Quienes lo alabaron en su momento, quienes confiaban en él en su momento, ahora están comprendiendo que estamos frente a un gobernante autoritario, irresponsable e inmaduro que puede traer un daño irreparable al país”, dijo Celia Medrano, una activista salvadoreña del grupo de derechos humanos Cristosal.
Sin importar los cuestionamientos, queda claro que las encuestas muestran que más del 85% de la población apoya al presidente, cuya postura de mano dura contra el crimen es popular entre los salvadoreños.
Redacción Maduradas con información The New York Times
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