Otilio Rafael Báez Aponte, de 72 años de edad, sufrió dos mordeduras de una serpiente mapanare mientras limpiaba un terreno. Inicialmente, pensó que se había lastimado con una espina y continuó trabajando, pero el reptil lo atacó nuevamente en ese momento.
El incidente tuvo lugar el miércoles 17 de enero en el sector Los Naranjos, vía Quiripital, en el municipio Tomás Lander, estado Miranda, según informaron personas cercanas al septuagenario.
Los familiares de Báez Aponte lo ayudaron, aplicándole un torniquete y lo trasladaron al hospital general «Simón Bolívar» de Ocumare del Tuy. Desde allí, fue referido al hospital Periférico de Coche, en Caracas, para recibir suero antiofídico, ya que los médicos detectaron mordeduras en ambas manos.
En relación con el torniquete, Gregori Flores, vocero de la fundación Vivarium, advirtió que estas prácticas no son recomendables en casos de mordeduras de serpientes.
“El veneno de la mapanare posee acción proteolítica, coagulante y necrosante. Cuando una persona se coloca un torniquete mata el oxígeno de la célula, además se dificulta la irrigación sanguínea y ello causa daño al tejido celular”, explicó Flores.
Jacobo Vidarte, comisionado de la alcaldía de San Diego para gestión de riesgos en el estado Carabobo, también abordó el tema y enfatizó la importancia de identificar la serpiente para aplicar el tratamiento adecuado.
“El paciente debe conservar la calma, alejarse de la serpiente, no hacer cortes ni succionar la herida y acudir al centro asistencial más cercano”, recalcó Vidarte.
Según datos proporcionados por la Fundación Vivarium en su sitio web, se estima que alrededor de 5.4 millones de personas son mordidas por serpientes cada año y la mitad de esas mordeduras son venenosas, resultando en al menos 500,000 personas fallecidas, mutiladas o con discapacidad permanente.
En Venezuela, de manera extraoficial, se reportan poco más de 10.000 casos de mordeduras de serpientes cada año, según indicó Vidarte. En este sentido, recomendó a la población evitar caminar por terrenos con pasto alto, usar botas que cubran más arriba del tobillo al andar por el bosque o en zonas de riesgo y abstenerse de realizar movimientos bruscos al observar alguna culebra.
Redacción Maduradas con información de El Pitazo
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