“Me fui a Venezuela porque quería escapar de la revolución cubana. Pude apuntarme en la misión (Barrio Adentro) y no lo pensé dos veces, cogí todas mis cosas, a mi mujer y mis hijos, y me fui”.
Manuel Caldera, médico cubano, viajó de La Habana a Caracas en febrero de 2006, pero ya en septiembre de 2009 había dejado el país suramericano. Su nueva parada, ahora sí, la oficial, fue Miami, Estados Unidos. Desde Hialeah, ciudad donde 94.72% de la población es cubana en el exilio, explica que lo que él pensó sería el camino a mayores libertades casi lo condujo a la muerte.
La Misión Barrio Adentro creada en 2003 por el presidente Hugo Chávez permitió que médicos cubanos pudieran viajar a Venezuela bajo la idea de servir en las comunidades. A simple vista salir de Cuba y asentarse en el continente era “el camino a la libertad”, dice Caldera. “Pero en Venezuela la pasé peor que en Cuba”, reseña Efecto Cocuyo en su portal.
La concepción inicial del convenio cubano-venezolano era que los médicos se instalaran en las zonas populares del país, pero según estadísticas de la ONG Solidaridad Sin Fronteras, sólo entre 2013 y 2014 un total de 1.100 profesionales de la salud habrían desertado y huido a Estados Unidos para escapar de las llamadas “revoluciones” de los países sureños.
¿Qué pasó en Venezuela que tuvo que salir?
Estaba en un CDI (Centro de Diagnóstico Integral) en Puerto La Cruz. Ahí uno trabajaba con las uñas porque no había nada, ni jeringas. Un día llegó un paciente, un malandro como le llaman en Venezuela, que estaba casi muerto. Le habían metido tres tiros en una riña. El CDI no era para ese tipo de cosas. Yo estaba de guardia y les dije que se fueran al hospital. Los amigos de ese señor nos secuestraron en ese CDI. Teníamos que salvarlo de cualquier manera.
¿Y le salvó la vida al paciente?
En el CDI no había nada, ni siquiera para pararle la hemorragia que tenía ese señor. Lo trasladamos al hospital y estando ahí se nos murió.
¿Qué pasó después?
Lo que sucede es que esos señores, al ver al malandro muerto, nos juraron la muerte. Ellos entraron con nosotros al quirófano, armados. Como pude me fui de esa sala. Yo pensé que ya me había librado, pero al día siguiente nos montaron la cacería en el consultorio. Nos querían matar.
Eso te hizo escapar, pero ¿cómo sale de Venezuela un miembro de un convenio, y a Estados Unidos?
Eso es lo único que tenía Venezuela. Uno era libre de hacer lo que viniera en gana. Pagar un poquito allá, un poquito aquí y salí con mis dos hijos y mi esposa. La revolución de los venezolanos es corrupta, siempre ha sido corrupta, más que la cubana.
Igual usted quería escapar…
Nadie que haya vivido en Cuba va a querer vivir en Venezuela.
La última revolución
De la bonanza venezolana, Manuel Caldera sólo recuerda las playas, las mujeres y la cerveza. “En 2008 Venezuela no era ni la sombra de lo que es hoy día, pero ya se veía que iba tras los pasos de los Castro”. Dice que mientras ejerció su carrera en La Habana no podía salvar la vida a los pacientes por falta de insumos, pero su vida nunca estuvo es riesgo porque “el cubano no es violento”. En cambio en Venezuela “aparte que no hay un carajo, te matan los malandros”.
De acuerdo a información oficial, Venezuela cuenta con 7 mil 284 consultorios populares, 585 CDI y 598 salas de rehabilitación integral que prestan servicios gratuitos.
Otro detalle que el médico revela de su estadía en Venezuela fue su presunta participación en las elecciones presidenciales de 2006. “A todos nos inscribieron en el Consejo Nacional Electoral, sin importar que uno hablara cubano”. En los comicios asegura que votó por Hugo Chávez.
“Lo que ustedes tienen en Venezuela es peor que los Castro, y no lo saben”, concluye.