Carlos García Juliá, un terrorista responsable de la muerte de tres abogados, un estudiante de derecho y un administrativo en Madrid, España, para enero de 1977 vivía tranquilamente en Brasil haciéndose pasar por venezolano.
Para cuando ocurrió la matanza de Atocha, García Juliá apenas tenía 24 años. Ahora, con 65, unos policías de la Superintendencia de Sao Paulo tocaron la puerta de su casa ubicada en Barra Funda, se lo llevaron detenido por investigaciones y comprobaron que se trataba de él.
García Juliá salió de España en 1994 con una autorización judicial para trabajar, pero no regresó; obtuvo una identificación falsa venezolana bajo el nombre de Genaro Antonio Materán Flores y entró a Brasil en 2001 por la ciudad de Paracaima, estado de Roraima, en la frontera con Venezuela.
Consiguió una licencia para conducir y comenzó a trabajar como chofer de Uber, conduciendo un carro que estaba a nombre de su pareja, con quien vivía y subsistían con los ingresos de ese empleo.
La matanza de Atocha ocurrió en enero de 1977 y dos meses después García Juliá fue detenido y lo condenaron a 193 años de prisión, pero en 1991 le concedieron libertad condicional y un año después salió con rumbo a Paraguay con una autorización judicial, pero no regresó a su país.
La policía española le siguió el rastro entre Paraguay, Bolivia, Chile, Argentina y Venezuela, mientras que él fue cambiando de identidad hasta que el pasado mes de mayo fue detectado en Brasil. Ahora esperan el pedido de extradición de España.
Redacción Maduradas con información de ABC.
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