Este miércoles 15 de mayo, un grupo de unos 200 migrantes, deportados por Estados Unidos, protestaron ante Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez (Chihuahua), en México, para evitar ser trasladados en camiones hasta Chiapas, en la frontera sur de México.
De acuerdo con EFE, los migrantes habrían permitido ser atados de manos, con corbatas de plástico, bajo el engaño de que serían llevados a otro albergue en El Paso (Texas), Estados Unidos, pero, en lugar de eso, fueron expulsados a México por el puente Zaragoza-Ysleta de Ciudad Juárez.
Manuel Ángel Morales Montemayor, un migrante procedente de Venezuela, aseguró que están exigiendo a la autoridad mexicana que en lugar de llevarlos hasta Chiapas, sean entregados a la embajada de su país en México.
«Nosotros queremos que nos den nuestras pertenencias y que traigan los dos buses que faltan de nuestras familias y nuestros compañeros y que se suban ustedes al bus por lo de nuestro compañero que lo golpearon, para que le graben la cara«, expresó el venezolano.
Así mismo, alegó que habían estado 10 días encerrados en un albergue del que no podían salir, sin bañarse y comiendo tan solo dos veces al día.
«Nos dijeron que nos iban a llevar para otro refugio para ponernos un brazalete para irnos al estado de Florida. Entonces, nos engañaron, nos expulsaron, no nos deportaron, nos expulsaron de los Estados Unidos«, se quejó.
En ese orden de ideas, comentó que, cuando son deportados a México, pueden llegar a gasta entre $1,500 a $2,000 para llegar a Juárez otra vez. Por esto, algunos migrantes de origen venezolano han tenido que recurrir al apoyo de familiares en Venezuela, por ejemplo.
Morales Montemayor afirmó que, en Venezuela, sus familias ya lo han vendido todo, desde el auto hasta los electrodomésticos, para poder financiar el viaje inicial.
Redacción Maduradas con información de EFE
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