El periodista Álvaro Algarra de la Voz de América (VOA) consultó a especialistas para abordar las interrogantes y posibles riegos alrededor de los ensayos de fase III de la vacuna rusa que hará el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Sputnik V, cuyo primer lote llegó al país el viernes 2 de octubre, fue elaborada por el Instituto de Investigación Gamaleya de Moscú, luego fue registrada por el Ministerio de Sanidad de Rusia, que permitió su aplicación solo en casos de emergencia.
Un experto aclaró que la autorización del uso de “emergencia” expresa que la vacuna solo puede administrarse a personas que están expuestas de forma significativa al contagio, por ejemplo, profesionales de la salud, pero no a la población en general.
“Tuvieron que parar la producción porque empezaron a aparecer complicaciones neurológicas que nadie se imaginaba, y que además son de carácter permanente, no se curan las secuelas que deja”, advirtió a el infectólogo Rafael Arreaza.
Arreaza resaltó que la elección de los ciudadanos que estarán en esos ensayos es voluntaria, ya que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) señala que no se puede forzar a nadie a involucrarse en ese tipo de pruebas. Añadió que tampoco existe una condición para participar.
“Es aleatorio, porque tiene que ser una muestra representativa de diferentes edades, de diferentes condiciones para poder medir en esa fase III a un universo estadísticamente importante que sirva de referencia para los resultados. Es voluntario, no se ha hablado de pagos”, indicó
Redacción Maduradas con información de la Voz de América.
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