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«NO TE MUERAS, BASSIL»: El impactante relato de una joven que sobrevivió a aquel terrible #12F

Hace un año a las tres de la tarde estaba frente a la Fiscalía. Fui a protestar tarde, como por deber, pero más como si me estuvieran arrastrando por los pelos y obligándome a cumplir por el país: Las marchas eran un servicio civil obligatorio, como votar. Yo no sabía quién era Bassil Dacosta. Seguramente, si lo veía en la calle le pondría mi cara defensiva que logré desarrollar viviendo en Caracas. Él no me conocía a mí tampoco.

Me fui de la oficina. Vi unos niños de universidad. “Estoy demasiado vieja para esto”, me dije. Niños molestos porque les tocó un no-futuro, el principio de Mad Max. Lanzaron la primera piedra y fue la primera piedra de muchas. Salí corriendo. Bassil estaba en otra calle. Yo me protegí en Bellas Artes, mientras unos pocos se quedaban en Fiscalía. A lo lejos veía cómo las figuras de los chamos se desvanecían entre el humo de las lacrimógenas y los camiones de policía. Rara vez había visto pistolas en mi vida –una rareza en la capital del asesinato de Latinoamérica–, pero ese día vi más pistolas que nunca. Bassil estaba corriendo como yo, pero en dirección contraria. Bassil tenía miedo como yo.

Bassil-Dacosta-12F

El refugio en Bellas Artes duró poco cuando alguien a lo lejos gritó “¡Mataron a un chamo! ¡Lo mataron!”. Salí corriendo dentro de Parque Central, para solo ver que motorizados salían de cada pasillo. Bassil estaba siendo cargado por sus amigos mientas yo escapaba. Éramos conejos. Yo me escapé del cazador, Bassil fue trofeo.

Yo logré irme hasta Chacao, que estuvo en paz por unas horas. Comí un shawarma, me fui para mi casa. Ese día nos terminaron de arrancar la inocencia. Varias horas después mataron a Robert Redman. Lo mataron de un tiro cobarde en la espalda, como a Bassil.

En la mañana Robert y Bassil se comieron una arepa de desayuno como yo, tomaron el metro como yo, caminaron como yo, se oponían a esta falta de futuro como yo. A ellos les robaron cumpleaños, les robaron la familia, les robaron la carrera, les robaron los años, les robaron la vida. Yo me siento robada igual, pero me salvé porque corrí hacia el otro lado.

Bassil se murió y con él todos nosotros. Qué desafortunado que Luis Britto García, quien ahora es cazador, escribió “Rubén”. Rubén tiene nombre: Rubén se llama Bassil. Bassil no corras Bassil no grites Bassil no brinques Bassil no saltes Bassil no pases frente a los guardias Bassil no enfrentes los policías Bassil no dejes que te disparen Bassil no saltes Bassil no grites Bassil no sangres Bassil no caigas. No te mueras, Bassil.

Escrito por: Natalia Álvarez.

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