Miles de personas inundaban el viernes supermercados y abastos de Venezuela tratando de conseguir bienes de primera necesidad después de una temporada navideña que arrasó con los anaqueles y profundizó la escasez que vive el país, mientras el Gobierno desplegaba policías militares para resguardar las enormes colas.
Desde inicios del año las filas para comprar desde detergente hasta papel higiénico y medicinas se han acrecentado, irritando a los venezolanos que han tenido que formarse en las afueras de las tiendas desde muy temprano en la madrugada.
La GNB resguarda las colas para evitar trifulcas
Todo el que pasaba por la avenida Humberto Celli la mañana de este lunes se quedaba asombrado por la cola registrada en los alrededores del hipermercado San Diego, para la compra de harina de maíz} precocida y aceite a precios regulados.
Por lo menos 15 efectivos de la Guardia Nacional y unos 5 policías del estado, fueron dispuestos en este centro de compras para procurar que los potenciales clientes ingresaran de manera ordenada.
A las cinco de la madrugada comenzó a formarse la cola, por cuanto muchas personas tenían conocimiento de que la noche anterior habían llegados varias cargas de los productos antes mencionados. La fila de personas llegaba al centro comercial Paseo Las Industrias, pero esa era la que se veía desde la avenida principal, porque en el lado contrario había otra gran cola de personas de la tercera edad, minusválidos y mujeres embarazadas.
Cinco paquetes de harina PAN a 12,40 bolívares, y cinco litros de aceite Vatel a 7 bolívares, era lo único que se podía comprar. El promedio de espera para adquirir los dos productos era de 6 horas.
“Este es el peor nivel de escasez que hemos visto en los últimos 30 años, porque antes faltaban las cosas, pero no todo al mismo tiempo y no se desaparecían completamente. No hay comida”, dijo Jesús Calderón, un electricista de 38 años que esperaba entrar a un supermercado del este de Caracas.
La policía antimotines vigilaba de cerca las filas para evitar estampidas por pollo o carne, e incluso en un abasto gubernamental de Caracas dispararon balas de plástico al aire para disuadir a los cientos de compradores de empujarse.
La mayoría de los productos que consume Venezuela son importados. Muchos empresarios se han quejado de que el control de cambios impuesto por el Gobierno y la burocracia complica el acceso a los dólares necesarios para importar productos.
Venezuela ha sufrido en los últimos meses por el desplome en el precio internacional del crudo, su principal fuente de divisas. Eso se ha traducido en menores dólares para las arcas del Gobierno.
Aunque el gobierno socialista de Nicolás Maduro ha reconocido el problema, negó tener responsabilidad en el brote de escasez y denunció que “infiltrados” en las colas pretenden llamar a protestas como las que dejaron 43 muertos en el 2014.
Las colas no sólo invadían Caracas y Valencia. En otras ciudades del país, como San Cristóbal, cerca de la frontera con Colombia, la gente también se agolpaba en los supermercados.
“Yo busco de todo, al precio que sea, no importa, porque desde diciembre estoy cazando que vendan papel higiénico porque en mi casa no tenemos”, se quejó Giovanny Chacón.
Testigos de Reuters que visitaron varios comercios de Caracas y ciudades en el occidente, oriente y sur del país, se encontraron con anaqueles vacíos en muchos establecimientos.
Los acomodadores en las tiendas intentaban llenar las estanterías con los productos que tenían a la mano, dando como resultado pasillos enteros llenos de vinagre o bebidas energéticas, en donde debería haber pañales o leche.
“Vienen porque quieren”
En el último año, la escasez superó a la inseguridad como el principal dolor de cabeza para la mayoría de los 29 millones de venezolanos, según recientes encuestas. El desabastecimiento, también ha erosionado a un mínimo la popularidad del presidente que dice que los empresarios acaparan productos.
Aunada a la dificultad para encontrar productos, los venezolanos deben enfrentar una inflación del 64 por ciento en medio de una recesión económica que, según analistas, seguiría este año a la par de la caída en los precios del petróleo.
La víspera, la ministra de Interior y Justicia, Carmen Meléndez, intentó calmar los ánimos.
“Ellos vienen a las dos de la mañana porque quieren”, dijo Meléndez el jueves tras anunciar que la Guardia Nacional custodiará los supermercados para evitar desmanes. “Les pido que dejen la desesperación, tenemos capacidad y productos para todos, con calma, paciencia, los anaqueles están full (llenos)”.
El gremio que agrupa a las cámaras y asociaciones de comercio y servicios, Consecomercio, aseguró que la distribución de alimentos se irá normalizando hacia fines de enero. Pero mientras tanto, algunos usuarios en Twitter convocaban a un paro nacional para el lunes 12, que no generaba mucha aceptación.
Por Eyanir Chinea y Alexandra Ulmer / Reuters
Reporte adicional de Corina Rodríguez en Caracas, Germán Dam en Puerto Ordaz, Sailú Urribarí en Punto Fijo y Javier Faría en San Cristóbal.
Escrito por Diego Oré y Editado por Pablo Garibian