En medio de la crisis y el declive de los servicios públicos en Venezuela, Caracas, la capital del país, se mantenía inmune a los efectos de la falta de agua o luz, de manera prolongada. Sin embargo, este hecho, comenzó a diluirse en los últimos tiempos, cuando las fallas se hicieron más evidentes.
Reuters
Algunos edificios y comunidades completas sufren, semanalmente, la falta del vital líquido, el cual es custodiado por funcionarios públicos que los administran, según se haya acordado en cada comunidad. Así lo reseñó el portal El País.
El medio también refirió que, en las ciudades del interior del país, este deterioro se vive peor y con medidas extremas y racionamientos de electricidad. Sin embargo, la idea de que Caracas está «blindada» ha ido desapareciendo.
«Con la multiplicación de las fallas, la vida para gran parte de los caraqueños ya no ocurre dentro de la burbuja con la que comparan a la capital», indica el artículo de El País.
De hecho, montones de caraqueños, de distintos estratos, viven, prácticamente, «desconectados» del sistema hídrico de la ciudad y viven de una cuota que pagos a las cisternas, las cuales pueden exigir el pago de hasta $50 por 10.000 litros.
A esta complicación, se le une la cada vez más frecuente falta de luz y el hecho de que, de forma constante, se dañen equipos electrónicos.
Redacción Maduradas con información de El País
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