Desde que se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela, en el año 2022, el paso fronterizo entre ambos países fue reabierto y con ello se redujo el flujo migratorio a través de los caminos irregulares, conocidos como trochas. Sin embargo, las desapariciones, secuestros y homicidios continúan siendo comunes en la zona.
Ferley Ospina / El País
La historias de padres, madres e hijos que buscan a sus familiares desaparecidos abundan en las ciudades adyacentes. Con una frontera de más de dos mil kilómetros de extensión y tres departamentos que se conectan con Venezuela, Cúcuta figura como la zona con mayor violencia y más casos reportados de desaparecidos.
De acuerdo con lo reseñado por El País, son tantas las organizaciones delictivas presentes en la amplia frontera, que se desconoce cuál de todos es el grupo dominante. Se estima que son miles de millones de dólares los que circulan por este paso, principalmente por tráfico de drogas y contrabando, razón por la que allí concurren todo tipo de delincuentes.
La policía de Colombia habría identificado al menos 16 organizaciones dedicadas al narcotráfico, entre ellas el Clan del Golfo, las disidencias de las FARC, el ELN, el Tren de Aragua y Los Pelusos.
A pesar del alto índice delictivo, no existen cifras claras de personas desaparecidas o asesinadas. Enrique Pertuz, defensor de derechos humanos, reporta 6.017 desaparecidos, sin excluir los casos ocurridos en la frontera. Recalca su preocupación por las casas de pique, donde las víctimas son desmembradas. Según señala, El Tren de Aragua cuenta con varias en Villa del Rosario.
«El delito de la desaparición, con frontera cerrada o abierta, siempre ha existido; se dispara por la migración”, sostiene.
Por su parte, el diputado venezolano Juan Carlos Palencia explica que en sus exploraciones ha logrado establecer que las personas desaparecidas son reclutadas por grupos armados ilegales, o víctimas de trata de personas y secuestros.
Entretanto, los familiares insisten en que las víctimas no tenían problemas en sus comunidades ni merecían esa suerte.
Redacción Maduradas con información de El País