La oposición venezolana se encuentra en una encrucijada tras la partida de Edmundo González Urrutia hacia España. Este hombre, de 75 años de edad, padre, abuelo y esposo, ha sido un actor inesperado en la política de ese país. Su exilio plantea dilemas y desafíos para quienes luchan por un cambio de liderazgo, asegura el medio español El País.
En las elecciones presidenciales del 28 de julio, González Urrutia emergió como una figura clave. Representando a María Corina Machado, líder de la oposición, logró movilizar a las masas y habría triplicado en votos al actual presidente, Nicolás Maduro. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) se ha negado a mostrar las actas, lo que ha generado tensiones y dudas sobre los resultados.
El País asegura que Maduro se aferra al poder desde el Palacio de Miraflores, rechazando cualquier posibilidad de transición pacífica. Aunque su entorno reconoce la insostenibilidad de la situación, él persiste. La negociación continúa, con Estados Unidos, México, Brasil y Colombia intentando convencer al oficialismo de aceptar la derrota y facilitar la transición de poder, que no ocurrirá hasta el 10 de enero.
González Urrutia, un operador político relativamente desconocido hasta hace poco, se convirtió en un símbolo de resistencia. Su exilio, según fuentes cercanas, se produjo para evitar un derramamiento de sangre y proteger a un hombre mayor de la cárcel. No obstante, su partida deja un vacío en la oposición, que debe reorganizarse en un panorama político peligroso.
Machado sigue siendo la líder indiscutible, pero la ausencia de González Urrutia plantea desafíos. La lucha continúa, y los asesores de Machado, refugiados en lugares inciertos, deben mantenerse firmes, indica El País.
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Redacción Maduradas con información de El País.
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