A partir del testimonio de un ex informante de la DEA, la revista brasileña denunció la complicidad del Presidente de Bolivia y su segundo, Álvaro García Linera, con el tráfico de drogas, publica Infobae.
Narcos. Así se llama la popular serie estadounidense -dirigida por el brasileño José Padilha- que cuenta la historia de Pablo Escobar y de la instalación del narcotráfico en Colombia.
El artículo de la revista Veja compara con esa oscura trama a las redes del crimen organizado que se instalaron en los últimos años en Bolivia, y que -según la denuncia- llegan a los más altos niveles del Estado: el presidente, Evo Morales, y su vice, Álvaro García Linera.
La principal fuente de la investigación es, precisamente, un ex integrante del Cartel de Medellín que lideró Escobar hasta su muerte, en 1993. Carlos Toro colaboró durante mucho tiempo como informante de la DEA, la poderosa agencia antidrogas de Estados Unidos.
Según reconstruyó el semanario, Toro afirma que las investigaciones de la DEA “envuelven al vicepresidente, su familia, militares de alto grado y autoridades policiales bolivianas”.
¿Cómo se conoció esto? Gracias a que el ex narco rompió su relación con el organismo estadounidense y le inició un juicio laboral, en el que le reclama 5 millones de dólares de indemnización.
El informante asegura que la DEA ya tiene pruebas suficientes para acusar al piloto del avión presidencial, el general Wálter Álvarez Agramonte; a Yidua Torres, agente de inteligencia al servicio de la Presidencia; a Faustino Giménez, amigo de Álvaro García Linera; y a Raúl García, el padre del vice, que murió en 2011.
Desde 2012 se conocían denuncias que vinculaban a este último con el narcotráfico. Se lo acusó de haber recibido un apartamento a cambio de usar su influencia para designar a un corrupto como jefe de aduana en el aeropuerto de Viru Viru, Santa Cruz, desde donde partían cargamentos de cocaína hacia Brasil.