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Publicó una foto de un juguete de su infancia y reveló una conmovedora historia de su padre: “Lo único que llevaba para sentirme cerca”

Mina Morales compartió el pasado 28 de junio dos fotografías de un juguete de la infancia en su cuenta en la red social Twitter y contó una conmovedora historia sobre su padre.

Mina Morales (@la_tuz)

Reveló que su padre cruzó la frontera que separa a México de Estados Unidos en tres oportunidades y en cada uno de ellas llevó un juguete Polly Pocket de su hija para sentirla cerca de él.

“Una de esas veces viajó oculto en una camioneta de TX a NY. + de 20 años después sigue intacta. Te amo, pa’”, expresó.

En un hilo publicado en Twitter, Morales señaló que la migración ilegal “es un recurso difícil de tomar”. “Nadie elige por placer hacerlo de esta manera. La desesperación de poderle dar lo básico a tu familia obliga a la gente a meterse a un trailer con otras 50 personas y arriesgar horriblemente tu vida”, indicó.

Aseguró que ese fenómeno migratorio es causado por la “desigualdad” que existe en América Latina “y que ha sido fomentada por las intervenciones gringas”. “. Voy a seguir enojada y voy a seguir llorando. Ninguna migración debería ser ilegal. Las fronteras son un pendejo cáncer y el capitalismo las mantiene”, resaltó.

Afirmó que las personas que optan por migrar sin los documentos requeridos “son tratados como animales”. “Ustedes creen que es gratis subirse a ese trailer? Cruzar indocumentados es un negocio eterno. Ya perdieron todo y va a seguir así. Latinoamérica va a seguir llorando”, enfatizó.

El relato de Morales surgió después de que las autoridades de Estados Unidos informaran sobre el hallazgo de al menos 50 cadáveres de migrantes dentro de un camión en San Antonio, Texas.

Historia de un migrante

En declaraciones ofrecidas a La Nación, Morales dio más detalles sobre las experiencias de su padre, Gustavo, y del vínculo que los unía. “Él nació en Zacatecas y de bebé fue con su familia hacia la Ciudad de México. Él era el más chico de todos sus hermanos, vivía en una de las zonas más peligrosas, llamada Ejército de Oriente. Mis papás se conocieron ahí y poco a poco crecieron y salieron del lugar. No hay muchas opciones y oportunidades en esos ambientes, no tenés para elegir a qué te querés dedicar”, explicó.

Cuando cumplí 10 años fue la primera vez que se fue, ya estaba divorciado de mi madre. Él tenía dos caminos: o se volvía ladrón y robaba, o se iba de ilegal, no había otra opción. Él decidió ir por la segunda vía y así se fue en 1996, siendo la primera vez que cruzó con un ‘pollero’ por el desierto”, añadió.

Tas llegar a Arizona, su padre se subió a una camioneta y viajó escondido desde Texas hasta Nueva York. “Fue angustiante, no sabíamos si estaba bien, no teníamos la tecnología que hay ahora. Luego de unas semanas, se comunicó con nosotros y así mantuvimos contacto”, recordó.

Después de dos años en Estados Unidos, su padre decidió regresar a México en el año 1998. “Intentó trabajar acá y juntó dinero, pero era muy difícil dedicarse a algo. Su única opción fue volver a irse. Así es como en 1999 se fue nuevamente y esa vez también cruzó por el desierto, vestido de negro y por la noche”, señaló.

Pidió que le hagan unos jeans y les mandó a coser bolsas internas para ingresar el dinero, ya que para que puedas cruzar tenés que hacerlo con un pollero que te guíe por el camino y hay que pagarle. Primero le das una parte, en la frontera mexicana, y cuando llegas al otro lado pagás la otra. En una de esas bolsas llevaba mi Polly Pocket, de los pocos juguetes que tenía, que los heredaba de mi prima”, dijo.

Gustavo volvió a México en 2005, cuando su hija ya tenía 19 años. Durante todo ese tiempo, guardó el juguete. Decidió migrar por tercera vez a Estados Unidos en 2006, donde siempre trabajo en el sector de la construcción.

Aunque ambos vivían en países diferentes, Morales asegura que su padre siempre estuvo presente debido a la comunicación que mantenían. “Todos los días llamaba, me preguntaba si llegaba de la secundaria, de la preparatoria, me ayudó por muchos años. Ingresé a la universidad gracias a que él me mandaba el dinero de la renta y la comida. Mientras tanto, yo estudiaba psicología en la Universidad Autónoma Metropolitana, pero vivía sola y tenía que correr con mis gastos”, expresó.

En 2015, cuando Gustavo se encontraba gravemente enfermo, fue deportado de los Estados Unidos.

Él nunca tuvo la posibilidad de cuidar de su salud, no tenía dinero para eso. Se enfermó y pasó 2 años de su vida en el Hospital público en México. Sufrió mucho, él tenía problemas en vías respiratorias porque trabajaba en construcción, lo que hizo toda su vida allá. Es lo que hacían los indocumentados. Murió en 2017, tenía 53 años”, concluyó Morales.

A pesar de que ya pasaron 26 años desde que su padre decidió emigrar por primera vez a Estados Unidos, Morales, a sus 36 años de edad, afirma que “el mismo problema sigue vigente”. “No habrá una reforma migratoria, y eso ya me quedó en claro”, lamentó.

Por último, destacó que todavía conserva el juguete de su infancia, que acompañó por tantos años a su padre. “Lo tengo en mi escritorio de trabajo. Es un recordatorio de mi papá, nadie me amó así de fuerte, él dio toda su vida, hasta el dolor de muelas aguantó para trabajar por nosotras”, finalizó.

Redacción Maduradas con información de La Nación.

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