El Gobierno de centroderecha de Portugal ha anunciado medidas más estrictas para la entrada de inmigrantes, poniendo fin al régimen que permitía a los extranjeros llegar al país y luego solicitar residencia. Sin embargo, se otorgarán facilidades adicionales a los ciudadanos de países de lengua portuguesa.
«Ni puertas cerradas, ni puertas abiertas totalmente», dijo el primer ministro, Luís Montenegro, durante la presentación del nuevo Plan para las Migraciones, realizada este lunes en Oeiras (afueras de Lisboa) junto al ministro de Presidencia, António Leitão Amaro.
Las 41 medidas incluyen el cese del régimen de “manifestaciones de interés”, que permitía la regularización permanente de quienes ingresaban ilegalmente. En adelante, los extranjeros deberán tramitar visados de trabajo en sus países de origen. Los consulados lusos en el extranjero, especialmente los de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), reforzarán su capacidad para procesar solicitudes.
El visado especial para ciudadanos de la CPLP se prorrogará, permitiéndoles circular libremente por el espacio Schengen. Además, se priorizarán situaciones de reagrupación familiar, estudiantes jóvenes y profesionales cualificados.
El primer ministro, Montenegro, enfatizó la necesidad de capital humano en diversos sectores de Portugal. Aunque se busca equilibrar humanismo y pragmatismo, se estudiarán las necesidades laborales para una acogida planificada.
La Agencia para la Integración Migraciones y Asilo (AIMA) enfrenta una acumulación de más de 400,000 procesos pendientes debido al crecimiento exponencial de la inmigración. Para agilizar trámites, se creará una estructura temporal y se reestructurará la AIMA. Además, se establecerá una unidad específica en la Policía de Seguridad Pública para controlar fronteras y combatir redes de tráfico humano y explotación.
Redacción Maduradas con información de El Tiempo