Una información periodística divulgada el 6/7/2015 (ver acá) reseña que está operando el primer pozo productor del megacampo Perla (descubierto en el año 2009), el campo offshore más grande de Latinoamérica, con un volumen de gas en subsuelo cifrado en 17 billones de pies cúbicos de gas. Perla está situado en el bloque Cardón IV, en aguas someras del Golfo de Venezuela, a 50 kilómetros de la costa noroeste de la península de Paraguaná.
Se espera iniciar la producción con 150 millones de pies cúbicos de gas al día (Mcf/día), para alcanzar a finales de año los 450 Mcf/día. Hasta el momento se han perforado siete de los 26 pozos previstos, que se pondrán en producción mediante cuatro plataformas y conexiones submarinas que llevarán el gas a la costa para su procesamiento. En las siguientes fases del proyecto, la producción irá en aumento hasta alcanzar los 1.200 Mcf/día en 2020, volumen que se mantendría hasta 2036, cuando finaliza el contrato con el cual el Estado venezolano cedió en su totalidad los derechos de exploración y explotación a la empresa Cardón IV S.A., sociedad creada por Repsol (50%) y Eni (50%).
Es importante revisar quiénes son esas transnacionales asociadas a un negocio de tan lucrativas posibilidades. Ambas nacieron como empresas en las que se concentraban los intereses estatales para el área de hidrocarburos (Eni en Italia y Repsol en el Estado Español), luego les llegó la onda neoliberal, que ha dejado en Eni una participación estatal en la propiedad del 30%, mientras que Repsol pasó totalmente a manos privadas.
Si bien las sedes de ambas compañías siguen siendo las originales, la propiedad de la mayor parte de sus respectivos paquetes accionarios la tienen fondos de inversión transnacionales, así que – considerando ese dato básico – es tramposa la identificación que quiere vender a Repsol como empresa “española” y a Eni como “italiana”, supuestas exponentes de intereses nacionales propios que coinciden con los de la “revolución bolivariana” en su enfrentamiento con el “capitalismo apátrida”. Eso por no hablar del cuento que son mejores socios para nuestro país por su pasado como empresas públicas, lo que las hace diferentes a las voraces corporaciones gringas que ya conocíamos. Como ejemplo y para aclarar las cosas, ver “El currículum oculto de Repsol”, en http://tagaragunche.com/areas/2/gomera.php?mod=arch&idnew=5388.
Por otro lado, nos hemos encontrado al revisar las reseñas periodísticas para el público venezolano, con la insistencia en que este gas será para satisfacer las necesidades del mercado interno (ver por ejemplo http://www.eluniversal.com/economia/150706/repsol-pone-en-marcha-el-magacampo-perla-en-venezuela), indicación que de ninguna manera se menciona en las reseñas para el extranjero, como la que apuntamos en el párrafo inicial, donde si se sugiere que estos recursos gasíferos, con “cantidad equivalente a 18 veces el consumo anual de gas de España”, vienen a engrosar la oferta que Eni y Repsol ponen a la orden del mercado internacional. Además, debe quedar bien claro que los convenios del Estado con dichas empresas les garantizan condiciones favorables para los negocios que hiciesen en el mercado interno, por lo tanto mejor desengáñense quienes esperan un suministro nacional de gas confiable y de costo bajo o subsidiado, pues a pesar de las promesas que ahora leemos, el mercado interno recibirá lo que convenga y sea rentable para esas transnacionales.
Finalmente, y no menos significativo, está el tema de la eventual participación de Pdvsa como asociado en Cardón IV S.A. Según las distintas informaciones, se prevé que en algún momento indeterminado la petrolera estatal venezolana se incorporaría como tercer socio, para lo cual tendría que comprar a Eni y Repsol un porcentaje accionario que solo podría llegar hasta 35% del total. Esto aún no ha ocurrido, y con las circunstancias financieras actuales resulta muy difícil que el Estado o Pdvsa disponga de recursos para esa compra, que además no garantiza para nada el control sobre la empresa gasífera. En conclusión, todo apunta a justificar el entusiasmo con el que tanto Eni como Repsol andan presentando la noticia, pues son previsibles muchos beneficios para ellas y que el capitalismo extractivista continuará afianzándose en esta Venezuela “socialista”.
Texto por Redacción / El Libertario. Gráfica archivo lapatilla.com