Una ruta aérea creada en el 2007 tras un acuerdo bilateral entre Irán y Venezuela, que cubría el tramo Caracas-Damasco-Teherán, que funcionó hasta el año 2010 bajo el vuelo VO-3006, operado por Conviasa e Iran Air y tras 5 años del cese de operaciones, se dio a conocer que el propósito de estos vuelos eran el de transportar dinero sucio, drogas y criminales buscados por la Interpol, según refleja el diario Infobae.
Diversos altos exfuncionarios chavistas exiliados en Estados Unidos fueron quienes dieron esta información al semanario brasileño Veja, catalogando el cato como «aeroterrorismo».
Al principio, el vuelo era semanal, pero luego pasó a tener una regularidad quincenal. Aunque había pasajes a la venta en el sitio de la compañía, los ciudadanos comunes nunca conseguían hacer reservas. Sólo quienes tenían una autorización gubernamental lograban viajar en el VO-3006. La mayoría de las veces, el avión despegaba con casi todos los asientos desocupados.
La ruta era deficitaria, pero fue mantenida de todas formas. Según una planilla del Ministerio de Industrias Básicas y Minería de Venezuela, los vuelos costaron unos 45,3 millones de dólares entre 2007 y 2009. El gobierno venezolano, en ese entonces bajo la presidencia de Hugo Chávez, gastó 36,6 millones de dólares en la operación. La facturación de la venta de pasajes, en ese mismo período, fue de apenas u$s15 millones.
Irán usaba los vuelos para el transporte de militares de la Guardia Revolucionaria
El vuelo quincenal se pagaba, en realidad, con actividades ilícitas. El servicio de Inteligencia estadounidense siempre sospechó que la ruta era usada para el tráfico de armas entre Teherán y Damasco y para el tránsito de militares iraníes, cuya presencia creció significativamente en América Latina, según datos oficiales.
En 2010, el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos manifestaron su preocupación con relación a los vuelos. En la convención anual sobre terrorismo, el Gobierno estadounidense afirmó que la Guarida Revolucionara de Irán usaba esos vuelos para fines militares.
Hace dos semanas, un artículo también de Veja reveló cómo Venezuela e Irán hacían uso del “aeroterrorismo”. De acuerdo con los chavistas exiliados en los Estados Unidos, los vuelos fueron usados para transportar decenas de extremistas islámicos que precisaban viajar hacia Occidente desde Irán o Siria sin ser percibidos.
Esas fuentes declararon que la Embajada de Venezuela en Damasco mantenía una red de fabricación y distribución de pasaportes venezolanos auténticos que eran proporcionados para ocultar las verdaderas identidades de los terroristas.
La operación en Damasco era comandada por el entonces agregado comercial Ghazi Nasseraddine, un libanés con ciudadanía venezolana que ha sido señalado de pertenecer a Hezbollah. Antes de ser nombrado diplomático, era quien cuidaba de los intereses del grupo libanés en Caracas.
Nasseraddine, según los chavistas exiliados, actuaba en sociedad con el entonces ministro de Interior y actual gobernador del estado venezolano de Aragua, Tareck El Aissami, y pesa sobre él un pedido de captura por parte de FBI por sus vínculos con el terrorismo.
El Aissami, aseguran esas fuentes, usaba el “aeroterrorismo” para despachar drogas a Siria. La cocaína producida por las FARC en Colombia era llevada a Venezuela y después despachada en el compartimiento de carga del vuelo VO-3006 hasta Damasco.
Con información de La Patilla.