Venezuela y Colombia compartes 2.200 kilómetros de frontera, a lo largo de ese territorio existen siete pasos oficiales, controlado por las autoridades de migración colombianas, y centenares de trochas o pasos clandestinos.
Foto: EFE.
Estas vías son usadas por cientos de venezolanos para huir de la crisis que se vive en el país, pese a los riesgos que significan.
El puente Simón Bolívar es el principal paso peatonal por donde salen quienes tienen sus documentos en regla, debajo de la estructura pasa el río Táchira, el paso clandestino más transitado por donde cruzan los que no tienen pasaporte o carné de migración.
La mayoría de las trochas son controladas por grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) o las fuerzas Armadas relucionarias de Colombia (Farc) y contrabandistas que cobran a los venezolanos desesperados entre 10.000 y 12.000 pesos para dejarlos pasar.
Colombianos y venezolanos han dejado sus trabajos para convertirse en trocheros, que son personas que transportan mercancía o gente de un lado al otro del río.
A través de una cuerda amarrada por ambos extremos, los trocheros se sujetan para cruzar el río donde el agua habitualmente llega al nivel de las rodillas, pero las lluvias han causado un aumento en el nivel de las aguas y actualmente está a la altura de los hombros de quienes se atreven a cruzar.
El fotógrafo Isaac Paniza fue hasta la frontera para documentar cómo se trasladan los trocheros, mientras hacía su trabajo uno de ellos perdió el control y fue arrastrado por las aguas. Las trochas cerca del puente son complicadas, río abajo son menos difíciles, pero se corre el riesgo de encontrarse con paramilitares.
El hombre que murió ahogado fue identificado como Julio César Quintero, quien se ganaba la vida llevando mercancía a través de las trochas, hasta la fecha han muerto 20 personas en este peligroso oficio.
Redacción Maduradas con información de ABC.
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