Los insultos del presidente venezolano, Nicolás Maduro, contra Estados Unidos, España y su expresidente José María Aznar, coinciden con una desesperada situación económica tras el derrumbe de un 45 % en los precios del petróleo.
Los dos últimos sondeos le dan un apoyo de solo el 23 por ciento, publica ABC de España. Venezuela tiene una fuerte dependencia de las ventas de crudo, su principal producto de exportación con el que paga las masivas importaciones que mantienen un consumo cada vez más alicaído en el país.
El desabastecimiento de medicinas y alimentos alcanza cotas del 60 y 70 por ciento, en tanto el país pierde 5.700 millones de dólares por cada 10 dólares que cae el precio del crudo venezolano que, lo que compromete gravemente el presupuesto nacional de 2015, basado en el cálculo de que el barril de petróleo no bajaría de 60 dólares.
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Con apenas año y medio al frente de la presidencia, Maduro carece del carisma y la autoridad de su antecesor, el difunto Hugo Chávez, a quien jamás nadie osó llevarle la contraria en el régimen. En los sondeos el actual mandatario cuenta con un apoyo de apenas el 23 %, en tanto el índice de rechazo está por encima del 70% según las encuestadoras Datanálisis y «Alfredo Keller». El número de los descontentos crece también en las filas del chavismo.
Prueba de su falta de apoyo popular fue la manifestación convocada a favor de Maduro el pasado lunes en la céntrica avenida Bolívar de Caracas, a la que debieron nutrir con funcionarios públicos llevados en autobuses desde el interior. Se esperaba que en durante ese mitin anunciase nuevas medidas económicas para salir de la crisis, pero no. Como única alternativa a la asfixia económica del país, Maduro se limitó a multiplicar sus exabruptos contra George W. Bush y José María Aznar.
Esta arremetida es también su respuesta a las sanciones acordadas por el Congreso de EE.UU. contra una lista de 56 altos cargos, que podría aumentar hasta 200, por violar los derechos humanos en las protestas del pasado febrero en los que fueron asesinados unos 43 manifestantes. Las medidas incluyen la suspensión de visados y la congelación de activos y propiedades.
Enemigo exterior
Pero Maduro manipula estas sanciones convirtiéndolas en un «bloqueo financiero» de EE.UU. contra el pueblo de Venezuela. Durante la manifestación oficialista de apoyo, dijo que le hubiera gustado ser más agresivo contra la Casa Blanca, pero «me contuve», aseguró. Y es que, después de todo, Estados Unidos es el único cliente que paga a Venezuela su factura petrolera en dinero contante y sonante.
La analista Elsa Cardozo señaló que «ya no se trata de sanciones generales, a la vieja usanza, sino de acciones inteligentes dirigidas a personas en particular». Y aseguró que, de aprobarse definitivamente la ley tras el visto bueno de Obama, el Gobierno venezolano no tendría muchas opciones para defenderse debido a las pésimas relaciones diplomáticas y a la fragilidad económica de Venezuela. Maduro también cargó contra la directora del FMI, Christine Lagarde, de la que dijo que tenía un «espagueti en el cerebro».
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Por Ludmila Vinogradoff / ABC de España