David Smolansky debía terminar su mandato como alcalde de El Hatillo a finales de 2017, pero hacia esa fecha su vida transcurría a más de 3.000 kilómetros de distancia.
Foto: El Universal
Smolansky vive en Washington desde octubre y allá acude a todos los actos sobre Venezuela. Se fue para evadir una justicia manipulada por el Gobierno de Nicolás Maduro.
En agosto de 2017 fue destituido y condenado por el Tribunal Supremo de Justicia a 15 meses de prisión por no reprimir protestas antigubernamentales. Después de eso se escondió y salió a través de la frontera con Brasil
“En el exilio hay dos opciones: o te echas a morir o te reinventas… Y esa reinvención pasa por que se convierta en una oportunidad de vida. No eres libre porque no puedes volver, pero se presenta una oportunidad de crecer académica y políticamente”, explicó.
Sus primeros tres meses en el exilio los pasó en el cuarto de la hija de un amigo de la infancia, estando allí la Universidad de Georgetown lo invitó a un programa de visita en el que desarrolla una línea de investigación sobre seguridad ciudadana y seguridad hemisférica: “Es un tema esencial para Venezuela, uno de los países más violentos del mundo. Si no logramos tener un país seguro, difícilmente se puedan desarrollar áreas como la economía, la educación o la salud”.
Se ha reunido con el vicepresidente Mike Pence, que lo citó en su reciente discurso en la OEA junto a otros tres opositores. También se ha visto con miembros del Congreso.
“Tomo el exilio como una oportunidad para contribuir a la salida de Maduro, para contribuir a una transición correcta hacia la democracia, hacia un país en el que haya oportunidades”, destacó.
Redacción Maduradas con información de Sumarium.
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