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¡SE LO CONTAMOS! «Es un disfrute más barato que en un restaurante»: En Caracas proliferan las cafeterías ante la creciente dolarización

Melanie Ángulo y su esposo Marwin Hernández comenzaron a ofrecer café con leche y de especialidad en una pequeña tienda en el centro de Caracas, uniéndose a una nueva ola de empresarios de cafeterías alentados por la creciente dolarización en Venezuela.

En la capital del país se abren cafés con la esperanza de que la flexibilización de los controles al sector privado estimule los negocios en una economía que afronta una larga recesión económica e hiperinflación.

Los nuevos lugares que ofrecen distintas modalidades de café no solo se encuentran en zonas como Altamira, en el este de Caracas, con sus calles de árboles, restaurantes caros y casas grandes, sino en las bulliciosas calles del centro de la ciudad.

«Hay muchos cafés en el este de la ciudad, y hacen falta en el centro. Todos necesitamos distracción», dijo Ángulo. «Tenemos que seguir avanzando. No paralizarnos, aunque no es fácil por las condiciones del país», agregó.

Si bien las cafeterías existen desde hace años en Caracas, no han sido tan abundantes como en otras ciudades de Sudamérica, como Buenos Aires con sus toldos y finos pasteles. Los venezolanos suelen tomar café en su hogares o en panaderías.

Ahora, alrededor de unos 20 cafés, desde grandes cadenas que ofrecen sus propias marcas del producto hasta pequeños locales, han surgido este año en el este, centro y sur de Caracas. Y en ciudades del interior del país sudamericano como Valencia y Barquisimeto sucede lo mismo.

«El café está de moda», dijo Pietro Carbone, propietario de cafeterías y presidente de una academia que forma baristas, quien agregó que en esta competencia los consumidores exigirán precio y calidad de los productos, no solo lo bonito del local. «Hay muchachos que se están esforzando por hacer mejor café».

Este giro ocurre luego de que el gobierno del presidente Nicolás Maduro a inicios de 2019 relajara los controles a la economía, lo que ha permitido mayores transacciones en divisas y ha dado algo de oxígeno a varios comercios ante la recesión y las sanciones estadounidenses que afectan las ventas de crudo.

Desde diciembre pasado en varias zonas de la capital de la nación caribeña, donde hace tres años surgieron las tiendas conocidas como bodegones, ahora se multiplican el número de locales que ofrecen café nacional e importado.

PRODUCCIÓN DE CAFÉ AÚN EN BAJA

En Venezuela, que hasta mediados de la década pasada llegó a exportar café, la producción y el procesamiento del rubro retrocedió por la crisis, los controles y las nacionalizaciones.

Con la flexibilización de las regulaciones, algunos caficultores han logrado mejoras en los precios del saco de café, pero la actividad no se ha terminado de recuperar. El auge de las cafeterías aún no impacta en la producción que ronda los 500.000 quintales anuales, según los productores agrícolas, la mitad de hace 15 años.

«Menos de 10% de los caficultores producen un café gourmet, que es el que usan los nuevos locales. Aún no es un mercado constante», dijo Diolegdy Páez, directora de Fedeagro, organización que agrupa a los productores agrícolas.

En las nuevas cafeterías un café oscila entre 1,5 y 5 dólares, dependiendo de la presentación, un costo que no todos pueden asumir por la elevada inflación. Un salario mínimo en el país equivale a unos 3 dólares.

Aquellos que registran un consumo moderado en los locales son los que tienen un acceso a las divisas o reciben salarios en bolívares ajustados a la inflación, según analistas.

«Los que antes iban a un restaurante, ahora van a una cafetería, porque da un disfrute a un menor costo», dijo Iván Puerta, presidente de la cámara nacional de restaurantes.

Marian López es una ingeniero que reside en Valencia y dos veces a la semana acude a las nuevas cafeterías de la zona, donde aprovecha para realizar reuniones de trabajo porque no tiene oficina. «Citar en un café es apropiado, no se gasta tanto y el ambiente es agradable», dijo López quien ha pagado en los locales entre 5 y 7 dólares.

Empresarios y analistas señalan que si bien pequeñas empresas tienen más actividad por el acceso a las divisas, la desregulación aún es insuficiente para superar el colapso de siete años y las debilidades de los servicios de luz o agua.

En Venezuela, además de la hiperinflación, los dueños de los negocios tienen que gastar dinero adicional en tanques de agua y plantas eléctricas para enfrentar las fallas de los servicios.

Enrique Perrella abrió una cafetería en el este de Caracas en diciembre donde ofrece café importado de Italia y postres después de perder su trabajo como piloto durante la pandemia.

Desde julio, la cafetería de Perrella ha tenido más visitantes, pero aún tiene que recuperar su inversión. Sin embargo, considera que es un buen momento para los emprendedores venezolanos. «Creemos que debemos invertir y queremos durar en el tiempo», dijo el empresario. «El café se toma siempre».

Los locales se expanden. Marjorie Hernández es socia de un café en el sur de Caracas que arrancó operaciones hace cuatro meses. «Nuestra población necesita atención, espacios en los que se le permitan algo distinto», agregó.

Redacción Maduradas con información de Reuters

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