«Se acabó la misa, vayan en paz y contribuyan, por favor, con sus donaciones, al bienestar de la parroquia», solía decir el sacerdote Francesco Spagnesi a los fieles que asistían a la iglesia italiana de Prato. Lo que no se imaginó alguien es que ese dinero era utilizado para drogas y la organización de fiestas sexuales.
Según las investigaciones a las fiestas acudían médicos, gerentes bancarios y empresarios,que el párroco reclutaba por internet. Fueron tan frecuentes, que se estima la asistencia de al menos 200 personas, se precisa en el portal web de La República.
El obispo de Parto, Giovanni Nerbini, afirmó estar con “dolor y consternación” por lo ocurrido y reconoció que, durante abril, Spagnesi le confesó haber consumido estupefacientes. Además, todos en la iglesia notaron que «estaba nervioso, tímido y ausente, no le gustaba organizar bautizos, comuniones, confirmaciones y bodas».
El sacerdote fue destituido cuando recientemente la policía lo detuvo. Previamente, luego de confesar que estaba hundido en las drogas, Nerbini le había retirado sus atribuciones sobre las arcas parroquiales tras percatarse movimientos sospechosos.
Redacción Maduradas con información de La República
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