Todo apunta a que no hay pruebas de que en las elecciones presidenciales de Estados Unidos se haya cometido fraude en favor de Joe Biden mediante el uso de una tecnología de la empresa Smartmatic creada en su día en Venezuela bajo la dirección de Hugo Chávez para manipular procesos electorales, como afirma el equipo de Donald Trump.
La abogada Sidney Powell, que lidera la batalla legal del saliente presidente de Estados Unidos contra un supuesto fraude a favor del demócrata Joe Biden, denunció en rueda de prensa como prueba de sus acusaciones que en los comicios presidenciales del pasado día 3 se usaron sistemas de votación que habían sido creados en Venezuela por iniciativa de Hugo Chávez para garantizarse victorias electorales.
Powell afirmó que en las elecciones de Estados Unidos hubo una “influencia masiva de dinero comunista” para interferir en los comicios proveniente “de Venezuela, Cuba y probablemente de China”.
“Los sistemas de votación de Dominion, los programas informáticos de Smartmatic y otros sistemas usados aquí también, no solo de Dominion, fueron creados en Venezuela bajo la dirección de Hugo Chávez para asegurarse de no perder nunca una elección después de que un referendo constitucional tuvo resultados que él no esperaba”, acusó.
La abogada aseguró asimismo que la campaña de Trump contaba con el testimonio de “un testigo muy fuerte que estuvo con Hugo Chávez cuando vio operar esos sistemas y asegurarse de que esas elecciones resultaran así, que era el motivo específico para crear ese ‘software’”.
El testigo “había visto cómo operaba y, en cuando reconoció que múltiples estados detuvieron los conteos la noche de las elecciones, él supo que estaba sucediendo lo mismo aquí” en Estados Unidos, recalcó Powell.
¿Y las pruebas del fraude?
Lo cierto es que no hay prueba alguna de fraude en Estados Unidos al que hayan contribuido Dominion Voting System o Smartmatic, una empresa creada en Florida a la que se atribuyeron vínculos con la Venezuela de Chávez, pero que acusó de manipulación electoral a Nicolás Maduro en 2017 y que en estas presidenciales solo aportó el desarrollo de un sistema de votación para el condado de Los Ángeles.
Las acusaciones de fraude de ambas empresas en el proceso electoral estadounidense a través de una tecnología creada bajo la dirección del desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez, fallecido en 2013, han sido refutadas tanto por Dominion como por Smartmatic.
La compañía canadiense Dominion Voting System se remite además a las conclusiones de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA), dependiente del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en las que declaró que las elecciones presidenciales del 3 de noviembre “fueron las más seguras en la historia” del país desde un punto de vista técnico.
Tanto esta empresa como Smartmatic destacan igualmente las verificaciones realizadas por The New York Times o AP, cuyos resultados refutan las acusaciones de fraude en su contra por parte del equipo de Trump.
En el caso de Smartmatic, aclara en su web que no se usó tecnología de su propiedad en Pensilvania, Georgia, Arizona, Nevada, Michigan o Carolina del Norte, estados donde el equipo de campaña de Donald Trump cuestionó o impugnó los resultados electorales. Tampoco se utilizó su tecnología en máquinas de votación de otras empresas.
De hecho, la única participación de Smartmatic en los comicios presidenciales de 2020 fue su asociación con el Condado de Los Ángeles para el desarrollo de un sistema de votación en ese territorio.
Smartmatic precisa que sí fue propietaria de Sequoia Voting Systems, una empresa de máquinas de votación estadounidense, pero vendió esta empresa en 2007. Por su parte, Dominion indica en su web que adquirió en 2010 “ciertos activos” a Sequoia y, precisamente a raíz de esta operación, fue objeto de acciones legales emprendidas por Smartmatic, empresa a la que nunca ha pertenecido y de la que es competidor directo.
Smartmatic, Venezuela y la sombra de Chávez
La compañía Smartmatics fue fundada el año 2000 en Florida por los venezolanos Antonio Mugica, Alberto Anzola y Roger Piñate.
Según informa la firma en su web, Mugica y Piñate siguen al frente de la empresa y 83% de su capital pertenece a un grupo propiedad de ambas familias, mientras que 10% está en manos de los empleados y 7% restante corresponde a otros inversores.
Durante más de una década, la sombra de Hugo Chávez ha rondado a esta compañía, sobre todo desde que WikiLeaks filtrara un mensaje de la embajada de Estados Unidos en Caracas fechado en 2006 que sembró dudas sobre la verdadera propiedad de esta empresa y sus intereses reales.
En aquel mensaje, diplomáticos estadounidenses aseguraban que Smartmatic “había pasado de ser una pequeña ‘startup’ tecnológica a un importante actor en el mercado catapultado por su participación en el referendo revocatorio de agosto de 2004”.
En aquella consulta, la primera a la que Smartmatic prestaba soporte tecnológico, 59% de venezolanos votó en contra de revocar el mandato de Chávez, según los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral, una entidad con la que Smartmatic siguió trabajando estrechamente durante 13 años.
El mensaje diplomático también aseguraba que, a pesar del probado origen estadounidense de la compañía, “sus verdaderos dueños -probablemente miembros de la élite venezolana de diferentes afiliaciones políticas- permanecen ocultos detrás de una red de ‘holdings’ en Holanda y Barbados”.
Las sospechas tuvieron su punto máximo cuando, en 2006, el Congreso de Estados Unidos investigó los supuestos vínculos entre la empresa y el régimen venezolano al anunciar su entrada en el mercado estadounidense.
Mientras tanto el régimen venezolano ha reiterado en múltiples ocasiones que no posee nexos con la compañía y que Chávez nunca ha tenido participación accionarial, un rumor que hasta la fecha tampoco ha podido ser probado.
Lo cierto es que la relación entre el chavismo y Smartmatic tuvo un duro punto de quiebre en 2017, cuando la firma, ya con sede en Londres desde 2012, aseguró que en las “elecciones de la asamblea nacional constituyente hubo manipulación del dato de participación”.
Según afirmaron entonces los responsables de la empresa, aunque sin aportar pruebas, en esos comicios impulsados por Nicolás Maduro “la diferencia entre la cantidad anunciada y la que arroja el sistema es de al menos un millón de electores”. Smartmatics participó en aquel proceso como proveedora del sistema de votación y de las máquinas para votar.
EFE
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