El periodista Ángel Rafael Cedeño, quien falleció en Caracas luego de ruletear varios hospitales y no recibir la atención médica adecuada, había sido despedido del canal estatal Telesur, presidido por Patricia Villegas, por defender sus derechos humanos y mantener su honestidad en su profesión.
Así lo contó comunicadora Esther Yáñez, quien trabajó con Cedeño en Telesur, en un artículo publicado por la agencia de noticias Nius, en donde el joven era colaborador:
“Cuando decidí dejar Venezuela tras cuatro años intensos, rápidos, movedizos, una de las cosas que tuve que dejar resueltas antes de pisar por última vez el aeropuerto de Maiquetía sin billete de vuelta, fue pensar en mi sustituto o sustituta. Julio, mi hermano, mi camarógrafo, que se quedaba y debía continuar trabajando en la corresponsalía con la nueva incorporación, me habló de Ángel Rafael Cedeño, con el que ya había trabajado anteriormente en Telesur, y al que también, al igual que a mí, habían terminado despidiendo de esta televisión pro gobierno por defender sus derechos humanos y su honestidad como periodista”.
Yáñez contó que Cedeño comenzó un día a sentirse mal repentinamente y se desmaño. Fue cuando comenzó el periplo de buscar un hospital en Caracas en donde pudieran atenderlo. Luego de recorrer dos centros asistenciales, finalmente llegó al Hospital Clínico Universitario, en donde lo “atendieron a las patadas” y en condiciones deplorables.
“No podía respirar, pensé que iba a morir. Y así tocó recorrer otros hospitales hasta llegar al Clínico Universitario donde me atendieron a las patadas y en condiciones infrahumanas. Allí los pacientes Covid y no covid permanecen en un mismo lugar. Venezuela es enfrentarte a un sistema de salud colapsado. Una cosa es que lo digamos en un reportaje y otra que lo vivamos en carne propia”, había contado el periodista a un compañero de trabajo.
La periodista agregó que, cuando su compañero consiguió que lo atendieran, los médicos le dijeron que no sabían lo que tenía: le mandaron reposo y tomar amoxicilina. Y que en unos días le harían una prueba para dilucidar el origen de sus dolencias, pero murió antes.
“El lunes fue la última vez que hablamos. Le pregunté qué tal estaba, qué necesitaba. Me mandó un mensaje de audio porque no tenía fuerza para escribir, me dijo. Cuando lo escuché se me pusieron los pelos de punta. Algo raro pasaba. Lo notaba en su voz, en su respiración, haciendo un sobreesfuerzo para comunicarse conmigo, porque Ángel siempre pensaba en los demás, porque era demasiado generoso como para no responderme. Solo me decía: ‘Esther, me estoy sintiendo muy mal’. Una hora después me comunicaron su fallecimiento”, narró Yáñez.
Redacción Maduradas con información de Nius
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