La crisis venezolana y el alto costo de la vida obligó a muchos venezolanos a reinventar sus formas para obtener ingresos en una de las economías más golpeadas por la inflación y prácticamente dolarizada.
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Francis Guillen, una enfermera que trabajaba en el Hospital Pérez Carrero de Caracas, decidió dejar atrás los 420 mil bolívares que ganaba al mes para comenzar a vender productos para el cabello.
«Empecé vendiendo obleas en el hospital. Después aprendí a elaborar champú y geles para el cabello, y mi marido y yo empezamos a venderlos», dijo a la BBC.
Cuando sus clientes no tienen efectivo para pagarle, hacen un trueque: cambian pasta o arroz por el producto que quieren comprar.
Las propinas son otras formas de subsistir. En el caso de Nelson Candelario, algunos clientes de una gasolinera en donde trabaja, ubicada en Chuao, le deja incentivos en dólares.
Mensualmente, Petróleos de Venezuela solo le paga 150 mil bolívares, más el bono por alimentación correspondiente, también fijado en 150 mil bolívares.
Las propinas ayudan al bombero. «Aproximadamente una vez al mes alguien deja una propina de un dólar en la gasolinera, pero luego piden el cambio en bolívares», manifestó.
Liliana del Valle camina hasta los mercados populares de Coche o Quinta Crespo con tal de ahorrarse lo que gastaría en pasaje. A ella a veces le toma hasta dos horas llegar a su destino. Además, da clases para más ingresos.
«Hay una enorme diferencia para los que tienen dólares. Uno ve que andan más desahogados. Pero yo no tengo familia fuera, así que no tengo esa suerte», dijo.
Redacción Maduradas con información de BBC
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