La venezolana Andrea Hernández, de 42 años, relató cómo ha afrontado los síntomas del COVID-19, a pesar de no haberse realizado una prueba que confirmara un posible contagio.
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“Solo te hacen la prueba si te ingresan por insuficiencia respiratoria grave”, dijo en una entrevista para El Nacional.
En este contexto, la connacional, quien vive en Madrid, España, desde hace cuatro años, reveló que se le realizó una consulta médicos vía telefónica a causa de la sintomatología que presentaba.
“Ya me dieron la baja laboral y me atendieron en la tarde en el centro de salud. Me auscultaron los pulmones, no tengo infección ni líquido, no harán placas, la saturación normal”, aclaró vía Whatsapp al medio.
De igual forma, destacó que los médicos estarían evaluando su avance por el mismo medio de las consultas pues no ha mostrado un estado de salud grave que amerite un traslado a un centro de salud.
“Yo lo tengo en un nivel medio. Esto tiene muchos altibajos y en cada paciente hay ciertas variaciones porque depende mucho de tu sistema inmunológico, tu edad, historia médica y hasta tu estado emocional”, aclaró.
Por último, confesó que su familia podría haberse contagiado de coronavirus pues su hija habría estado tosiendo durante varios días.
“Los dos más pequeños no presentan síntomas, pero la verdad creo que todos debemos tenerlo. Ya veremos con los test cuando lo hagan de forma masiva”, concluyó.
Avance de los síntomas
En cuanto a los síntomas, la criolla afirmó que las primeras señales fueron los dolores de cabeza, garganta, oídos, musculares y de articulaciones, así como fiebre, picazón en algunas partes del cuerpo y mareos y/o nauseas.
“Me sentía con fiebre por dentro, pero según el termómetro digital he marcado hasta 37,8 grados. Diarrea por dos días. Tos muy poco y ocasional. No tengo ganas de nada”, aseveró.
Tras esto, procedieron a aparecer dolores de espalda y pecho, lo que le generó dificultad para respirar y cansancio mientras hacía tareas de rutina en su hogar
“He tenido que guardar mayor reposo y hacer más inhalaciones de vapor. Me acuesto sobre una cobija térmica para tomar calor en los pulmones y eso me ayuda a sentir menos dolor. Hago gárgaras tres veces al día con Listerine”, detalló.
De acuerdo con su testimonio, habría disminuido significativamente la percepción de olores, lo cual sería un síntoma común entre los pacientes con covid-19.
“Hubo una ocasión que a mi hija se le olvidó una olla en la hornilla, se quemó y los más chicos me decían que olía horrible, además del humo, y yo no lo olí sino cuando fui a la cocina. Decían que era espantoso y para mí no era tanto”, contó.
Igualmente, Hernández sostuvo que la tercera semana habría sido la más difícil pues se agudizó el cansancio y la dificultad respiratoria, al punto en que tuvo que mantenerse en cama.
“Debo dormir con dos almohadas y en el día estar recostada semisentada, mayor tos seca, insomnio, mareo, diarreas por espacio de dos días”, narró.
Además, indicó que habría tenido dolores intensos en las piernas durante dos días a la vez que se habría intensificado la presión en la caja toráxica.
“Era como si las varices se fueran a reventar. Sentía muy calientes los pulmones «como si se estuvieran quemando”, develó.
No obstante, habría mostrado un poco de mejoría con los tratamientos que estaría aplicando mientras se mantiene en reposo y monitoreada por los expertos.
“Sigo en reposo, hago las gárgaras y todo lo demás. Lo peor sigue siendo el dolor en la caja toráxica, el cansancio general y la falla respiratoria en la madrugada, aunque dura menos”, insistió.
Redacción Maduradas con información de El Nacional.
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