José Salazar, de 60 años, un narcotraficante venezolano en fase terminal de cáncer que estaba detenido en Trinidad y Tobago, se le permitió volver al país para recibir los cuidados paliativos necesarios a los que no tenía derecho por su condición de extranjero.
El venezolano, acusado en 2018 por cargos de tráfico de cocaína, pudo regresar después que la jueza Nalini Singh le otorgó la libertad bajo fianza por la suma de 1.500 dólares.
Un portavoz del Departamento de Inmigración dijo a los periodistas que el hermano del narcotraficante hizo arreglos con el capitán de un barco pesquero venezolano, quien recibió permiso para ingresar a las aguas de Trinidad y Tobago. Salazar tomó la embarcación que lo llevó a Venezuela en el puerto de Chaguaramas.
En su solicitud de libertad bajo fianza, los abogados de Salazar dijeron que necesitaba un tratamiento oncológico adicional que implicaba quimioterapia y radioterapia, pero que no podía ser atendido en el Centro Nacional de Radioterapia de Trinidad y Tobago por ser extranjero.
El 29 de marzo, uno de los médicos de Salazar se comunicó con sus abogados diciéndoles que su estado era «muy grave» y que solo le quedaban meses de vida.
La solicitud agregó que Salazar no pudo acceder a su fianza que le permitiría regresar a su casa para recibir tratamiento ante la falta de medios económicos. Los médicos que lo trataron testificaron virtualmente en la audiencia ante Singh.
Los funcionarios de la corte confirmaron que los abogados de Salazar estaban trabajando para asegurarse de que llegara al barco pesquero y finalmente fue embarcado a última hora del jueves 15 de abril, tal y como fue divulgado a través de las redes sociales.
Salazar fue detenido en una de las operaciones más importantes contra el narcotráfico de ese país, en los últimos años, con casi un centenar de kilogramos de cocaína, cuyo valor en el mercado negro se estima cerca de 7 millones de dólares.
EFE
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