La creciente crisis política en Venezuela ha obligado a petroleras como la noruega Statoil ASA y la española Repsol SA a reducir sus ya menguadas nóminas de empleados extranjeros, según fuentes familiarizadas con la situación.
Statoil, Repsol y Chevron Corp están entre las petroleras extranjeras con una participación minoritaria en más de 40 empresas conjuntas con la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) que surten al país con producción de crudo crucial para generar ingresos en medio de la crisis.
Un mes de protestas, disturbios y saqueos ha dejado 29 muertos en el país, donde la oposición ha tomado las calles pidiendo elecciones, la liberación de políticos encarcelados y la autonomía del Congreso dirigido por críticos del presidente Nicolás Maduro, que por su parte alega que los manifestantes conspiran para derrocarlo.
Hasta el momento no hay informes de que las manifestaciones hayan afectado las operaciones en los campos petroleros, pero algunas transnacionales tienen problemas por las frecuentes barricadas en las calles y los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de seguridad en Caracas.
Statoil, que participa en una empresa mixta en la Faja del Orinoco, una vasta región de crudo extrapesado, ha retirado a cinco o seis empleados expatriados que permanecían en el país, dijeron dos fuentes. El sitio web de la firma noruega dice que tiene 30 trabajadores en el país, incluyendo personal local, aunque no especifica cuántos son venezolanos.
Algunos extranjeros que trabajan en Repsol, que tiene un 40 por ciento de participación en la empresa conjunta con PDVSA Petroquiriquire y que también participa en la Faja, han abandonado el país recientemente, dijeron dos fuentes.
Repsol tiene alrededor de 10 empleados extranjeros.
Las fuentes, que hablaron en los últimos días, pidieron que no se de a conocer su identidad porque no están autorizados a tomar contacto con la prensa.
Statoil dijo que ha estado siguiendo de cerca los acontecimientos para garantizar la seguridad del personal y destacó que sus operaciones se desarrollan con normalidad.
Repsol no respondió de inmediato a una solicitud de información, mientras que Chevron declinó hacer comentarios sobre cuestiones de personal y seguridad.
En tanto, la rusa Rosneft dijo que “la situación de la política interna de Venezuela no afecta las operaciones de la empresa mixta. El trabajo está siendo ejecutado según lo programado”.
Operación de alto riesgo
La coyuntura subraya la dificultad que enfrentan las empresas petroleras para mantener operaciones en países de alto riesgo en regiones como Latinoamérica, África y Medio Oriente.
Chevron aconsejó el año pasado a los extranjeros que viven en Venezuela trasladarse con sus familias a otros lugares, dijeron fuentes de la compañía.
La ola de delitos en Venezuela también ha sido un problema para el personal foráneo. Ejecutivos chinos de alto rango fueron enviados a Colombia hace aproximadamente un año por ser un blanco frecuente de secuestros, dijo una fuente.
En tanto, los que extranjeros que permanecen en Caracas suelen estar restringidos a vivir en ciertas áreas, a veces sin permiso para salir de noche, y obligados a moverse en vehículos blindados.
Las mudanzas recientes recuerdan a la salida del personal extranjero de las petroleras que se dio en medio de otra ola de protestas en 2014, que finalmente se marchitó por el agotamiento de los manifestantes y la respuesta firme del Gobierno.
Los extranjeros de Chevron, que participa en dos proyectos en la Faja, no han abandonado el país, pero la compañía sigue de cerca los saqueos para decidir si cambia su política, dijo otra fuente.
Información de Reuters
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