En redes sociales, cada vez más se observan más contenidos relacionados con el llamado love bombing o bombardeo de amor. Esta conducta sería un mecanismo de coerción con el que un miembro de una relación, ya sea de pareja, familiar o de amistad, manipula al otro integrante, a través de excesivas muestras de afecto.
Sin embargo, a pesar de que, inicialmente, no parece un problema, el love bombing también se caracteriza con la supresión, algunas veces, abrupta de estos estímulos positivos y desproporcionados de afecto.
Si bien el término ha adquirido cada vez mayor popularidad en redes, no es una expresión nueva, sino que es conocido desde los años 70. De acuerdo con La Nación, por entonces, una secta estadounidense, conocida como Unification Church of the United States, se dedicaba a «engatusar» a sus miembros, a través de «sobredosis» de afecto. De este modo, las víctimas se sentían protegidas y seguras dentro de las muestras de afecto y amor desproporcionados y rechazaban la hostilidad del mundo exterior.
Así mismo, la antropóloga Geri-Ann Galanti y la psicóloga Margaret Singer usaron el mismo término para describir las estrategias de manipulación que utilizan las sectas coercitivas para captar a nuevos integrantes.
Cómo detectar el love bombing
Según el estudio titulado Love-bombing: a narcissistic approach to relationship formation, este tipo de manipulación es característico en las relaciones amorosas de personas narcisistas y con bajo nivel de autoestima.
Por este motivo, es importante conocer la etapa en la cual se encuentra el bombardeo.
Estas son las etapas
1. Idealización
En esta parte, el proceso consiste en idealizar al otro como consecuencia de sus constantes acciones de amor. Aquí se expresa una continua forma de halagos para obtener algo en específico.
El estudio detalla que las demostraciones de amor son tales que se puede llegar a pensar que no se es merecedor de eso.
2. Castigo o desaprobación
Pasada la fase de idealización, al momento de salirse de la forma en la que desea quien ejerce el love bombing, comienza el castigo o desaprobación, a través de la generación de culpa por esas conductas.
Por ejemplo, si se le dedica menos tiempo o se le da interés a otras cosas, el manipulador empieza a tener conductas incómodas: deja de ser tan atento/a y amoroso/a y genera espacios de silencio que producen baja autoestima e incluso complejos.
3. Agotamiento y descarte
Finalmente, al llegar a esta etapa, es posible que la víctima entre en una espiral tóxica, ya que la otra persona lo tiene «controlado/a».
Redacción Maduradas con información de La Nación
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