Una joven identificada como Yenily Almeida, usó su cuenta en Twitter para contar la terrible experiencia que vivió al postularse para oferta de trabajo y acudir a la reunión.
Infobae
Almeida señaló que par ese momento tenía 16 años y planeaba estudiar en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) que resulta bastante costosa por lo que decidió buscar empleo para ayudar a aliviar los gastos a su familia.
Una de las opciones que consiguió por internet era como promotora en una tienda de calzados, donde exigían tener «pies bonitos» y contando con el permiso de su madre se postuló.
De acuerdo con el relato de Almeida, en la solicitud le pidieron enviar varias fotografías de sus pies, algo que le resultó extraño, pero estuvo de acuerdo por considerar que era necesario, ya que promocionaría la venta de calzado. Esa etapa la superó y le pidieron cumplir un siguiente requisito: asistir a una reunión en Caracas.
La adolescente vivía en Maturín, estado Monagas, y de allí se dirigió hasta Caracas para cumplir su cita en el Jardín Botánico, porque supuestamente allí se haría una terapia para pies siendo este uno de los supuestos beneficios del trabajo.
En el sitio se encontró con un hombre, a quien asegura no recordar, y que le señaló que el procedimiento: «Un masaje de relajación porque las promotoras tendríamos que usar tacones durante horas y bla bla».
Cuenta que allí se acomodaron debajo de un gran árbol, ella debía acostarse sobre unas sábanas en la grama y comenzó a recibir el masaje, que cada vez se le hacía más incómodo.
«Después me dice: ‘Viene la segunda fase de la terapia’… Y el tipo empezó a, básicamente, caerle a lengüetazos a mis pies. Ahí pelé los ojos. Era desagradable. Se dio cuenta de mi shock y me dijo que me quedara tranquila, que eso era parte de lo que la empresa ofrecía. Después de ahí, pues me quedé con los pies babeados porque más nunca me llamaron«, contó.
Asimismo, explicó que esta fue la última vez que supo de aquella supuesta empresa de venta de calzados; sin embargo, cree que las mismas personas serían quienes -años después- le enviaron un correo preguntándole su deseaba hacer un video pornográfico donde si dejaba ver su rostro recibiría 500 dólares y si no lo permitía, recibiría 300 dólares de pago.
Les voy a contar algo que me pasó cuando tenía 16 años y quiero saber si a otras personas les pasó o yo fui la única pendeja.
Abro hilo ⬇️
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
A los 16 años ya sabía que iba a estudiar en la UCAB y obviamente era bastante costosa y yo quería trabajar, buscar medios de ingresos extras para aliviar la inversión de mi familia, así que empecé a buscar empleo por Internet donde me permitieran laborar siendo menor de edad.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Conseguí varias opciones, pero una llamó mi atención por la relación salario / horas laborales.
Era de promotora de una tienda de calzados. Exigían pies bonitos y era lógico. Hasta ahí todo bien.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Resulta que me postulé, con el permiso de mi mamá, claro.
Me pidieron unas fotos de los pies en varios ángulos. Era rarísimo para mí, pero claro, insisto en que tenía sentido que fuese así si lo que ibas a vender eran zapatos. pic.twitter.com/nEPh4shvgi
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Me aprobaron y todo genial. Yo más feliz que muchacho con juguete nuevo porque esto me permitía ir de lunes a viernes a la universidad, pagar la habitación y algunos gastos de comida. Descapitalizaba menos a mis padres.
Me pidieron asistir a una reunión presencial en Caracas.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Yo estaba en Maturín. Mi mamá me sacó el permiso de viaje.
Había estado varias veces en Caracas y sabía trasladarme, claro, nunca sola.
Me citaron en el Jardín Botánico. Supuestamente esto era para una terapia para pies, que era uno de los beneficios del trabajo.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Me encontré con un tipo. La verdad que no recuerdo el cálculo de edad, no recuerdo su cara ni nada.
Me explicó el procedimiento: era un masaje de relajación porque las promotoras tendríamos que usar tacones durante horas y bla bla. Ok.
Nos ubicamos debajo de un árbol grande.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Los mosquitos del Jardín Botánico me cargaban loca.
El tipo me pidió que me relajara y me acostara sobre unas sábanas en la grama. Ok.
Ya en ese punto la situación era incómoda, pero ok.
Luego de eso, empezó a darme un masaje, estuvo bien. Ok, seguía siendo incómodo, pero ok.— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Y después me dice: "Viene la segunda fase de la terapia"… Y el tipo empezó a, básicamente, caerle a lengüetazos a mis pies. Ahí pelé los ojos. Era desagradable.
Se dio cuenta de mi shock y me dijo que me quedara tranquila, que eso era parte de lo que la empresa ofrecía.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Después de ahí, pues me quedé con los pies babeados porque más nunca me llamaron.
Años más tarde, recibí un correo preguntándome si quería hacer un video porno y que si se veía mi cara me pagaban 500$ y si no se veía, 300$.
Creo que era la misma gente loca.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Hace par de meses vi una oferta de trabajo similar en Computrabajo. Por ociosa me postulé y me enviaron una lista de requisitos de la postulación e incluían las fotos de los pies.
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Ahora no me gusta que me toquen los pies, a menos de que sea alguien en quien confíe demasiado. pic.twitter.com/8tSbQRMfIn
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 27, 2020
Conseguí el correo que me enviaron el 29 de abril de 2010. pic.twitter.com/1MoWgzBnR9
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 28, 2020
Y la biblia dice que vienen cosas peores. pic.twitter.com/BOOZN6haDy
— Yenily Almeida Roca (@YenilyAlmeida) September 28, 2020
Redacción Maduradas.
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