Michele MacNeill, planificó para el 3 de abril de 2007 realizarse una cirugía estética, un lifting para refrescar su cara tras enterarse que su esposo, médico y padre de sus ocho hijos tenía una amante más joven, y pensó que pasar por el quirófano llevaría a una reconciliación.
Infobae.
La mujer se durmió bajo los efectos de la anestecia con la esperanza de recuperar su matrimonio de casi 30 años con el doctor Martin MacNeill.
Horas después la mujer despertó, dolorida, su esposo la medicó y recibió el alta médica al día siguiente, de ahí se fue a su casa de Pleasant Grove, Utah, Estados Unidos, llevando los medicamentos que su marido había pedido al cirujano que le recetara.
El jueves 5 de abril fue encontrada inconsciente por su hija Alexis, estudiante de medicina: «Cuando entré a su cuarto ella estaba totalmente sedada, inconsciente».
La joven recordó que confrontó a su padre por el estado de salud de su madre y este admitió haberle dado demasiada medicación para el dolor: «Oh!… como tu madre vomitó, le di de nuevo los remedios y tal vez fue demasiado».
La joven decidió darle ella misma los medicamentos y cuando su madre despertó habló mucho con ella.
«Mamá me pidió que le diera de a una las píldoras, así podía sentirlas con sus dedos y reconocerlas porque todavía tenía los parches de la cirugía sobre sus ojos y no podía verlas. Me dijo: ‘De esta forma, si él trata de darme algo más, me voy a dar cuenta'», señaló.
Un mes antes, la universitaria había ayudado a su madre a descubrir un romance que su padre tenía al revisar el historial de llamadas de su celular donde el número que tenía mayor frecuencia de comunicaciones pertenecía a Gypsy Jillian Willis.
El 6 de abril, cuando estaba más recuperada de la operación, la esposa le dijo al doctor que desde hace tiempo había descubierto que la engañaba con la joven. Hubo una fuerte pelea, a tal punto que la mujer le advirtió a su hija que algo podría pasarle: «Si me pasa algo, asegúrate de que no haya sido tu papá».
Alexis tuvo que regresar a la facultad de medicina en Las Vegas, Nevada, aunque llamaba a su madre con frecuencia para asegurarse de que todo estuviera bien.
El 11 de abril, Michele y Alexis hablaron por teléfono temprano, cerca de media hora después la joven recibió una llamada de su padre quien supuestamente estaba trabajando y con una actitud nerviosa le pidió llamar a su madre porque no contestaba su teléfono.
Alexis llamó a su madre, pero no le contestaba, mientras que el padre iba a buscar a Ada, su hija de seis años, al colegio y llegó a casa con la pequeña casi al mediodía.
Martin le pidió a Ada ir a ver cómo estaba su madre y él se quedó en la cocina, la mujer no estaba en la cama, su cuerpo estaba boca abajo, vestida, pero sumergida en la bañera.
La niña alertó a Martin quien llamó al 911, donde le atendió la operadora Heidi Johnson quien no entendía lo que el hombre le decía.
«Estaba gritándome histéricamente. Intenté calmarlo y de sacarle información. Pero él no quería quedarse en la línea hablando conmigo y colgó», explicó la operadora.
El doctor mandó a su hija a la casa de sus vecinos, los Daniels, en busca de ayuda, también se comunicó con su hija Alexis para cotarle lo que estaba pasando.
«Me dijo: Tu mamá está en la bañera. Ella no está respirando. Ya llamé a una ambulancia. Y me cortó. Tomé el auto y empecé a manejar de forma neurótica hacia el aeropuerto. Iba gritando sola: ¡¡Él la mató!! ¡¡Él la mató!! Ese fue mi primer pensamiento instintivo», explicó Alexis.
Ada regresó a casa con su vecina Kristi Daniels, Martin protestó porque no necesitaba a una mujer sino a un hombre que lo ayudara a levantar a Michele, luego llegó Doug Daniels y lo ayudó a sacarla de la bañera.
Martin intentó la resucitación cardiopulmonar mientras gritaba preguntándose «¿Por qué?», al tiempo que se respondía a sí mismo: «Por una cirugía estúpida».
La operadora llamó de nuevo, Martin la atendió: «El señor me siguió gritando: ‘¡Soy médico, ya le hice resucitación cardiopulmonar!’… y me volvió a colgar».
Alexis se apuraba por llegar y contar cuánta medicación había recibido su madre, pero al llegar se enteró que su padre le había pedido a Eileen Heng, la novia de su hermano Damián, que lanzara las píldoras por el inodoro.
Poco después Michele fue declarada muerta, su certificado de defunción decía que fue una «muerte accidental, por causas naturales debido a una enfermedad cardiovascular».
Sin embargo, a Alexis le retumbaban las últimas palabras de su madre.
La pareja se conoció cuando eran jóvenes, Martin había logrado la baja del ejército aduciendo problemas mentales, obtuvo un diagnóstico de esquizofrenia y fue declarado incapaz, además recibió beneficios para veteranos de guerra por 3,000 dólares mensuales durante tres años.
Los jóvenes se casaron tras escaparse de sus casas, cuatro meses después Martin cumplió condena a seis meses por falsificación y robo debido a la mentira que montó para obtener la baja en el ejército, ni él ni su esposa contaron nada, lo mantuvieron en secreto.
En los siguientes años tuvieron cuatro hijos: Rachel, Vanessa, Alexis y Damián, mientras Martin se recibía como médico osteópata en California y como licenciado en derecho, pasó de ser un médico practicante en Pleasant Grove a ser el director médico del Centro de Desarrollo del Estado de Utah.
Durante los últimos años de matrimonio la pareja adoptó a otros cuatro hijos: Giselle, Elle, Sabrina y Ada. Las tres primeras fueron adoptadas en Ucrania y la última era en realidad su nieta, hija de Vanessa, a quien decidieron adoptar.
Martin tenía varios casos en su haber, todos ocultos de su familia y amigos, en 1994 fue señalado de tener relaciones sexuales con un paciente en el Centro de Salud de la Universidad Brigham Young (BYU) y, luego, intentar suicidarse; además se supo que en el 2000 su esposa lo sorprendió viendo pornografía online y él la amenazó con asesinarla y suicidarse con un cuchillo de carnicero.
En 2005 el médico comenzó a trabajar en una clínica de depilación láser donde inició una relación amorosa con la directora del lugar, Anna Osborne Walthall. Ese mismo año Michele lo sorprendió nuevamente viendo pornografía en la web y también amenazó con quitarse la vida. Además descubrió el romance con Anna, él pidió perdón, prometió cambiar y la mujer se mudó de ciudad.
Poco después apareció Gypsy, a quien conoció en una página de citas, era 20 años menor que él.
Gypsy, quien era estudiante de enfermería, habló sobre Martin en una enrevista: «Nos conocimos online. Me envió un mensaje y me preguntó qué sabía sobre la física cuántica… Sólo había química instantánea. Era alto, guapo, hablaba muy bien».
Ella no buscaba nada serio, aceptó una relación con el hombre, quien comenzó a pagar su alquiler y gastos personales.
Martin comenzó a mostrar inconformidad con su matrimonio, llegó a decir que deseaba divorciarse, Michele se dio cuenta de que había otra mujer, pero él en lugar de pedir perdón le sugirió a su esposa hacerse una cirugía que le permitiera lucir más joven, hacer dieta y tomar clases de gimnasia. La convenció.
Martin acompañó a su esposa a la cita con el cirujano, Scott Thompson, quien bajo presión de su colega accedió a recetar una lista de medicamentos a la mujer: vicodin, zolpidem, diazepam, percocet (oxicodona), prometazina y cefalexina. Más tarde, durante el juicio por la muerte de Michele reconoció que no solí colocar diazepam ni oxicodona a sus pacientes.
Poco después del funeral de su esposa el hombre contrató a Gypsy como niñera de sus hijos más pequeños, Alexis lo enfrentó dejándole saber que ella sabía que la joven era su amante, aún así Gypsy se mudó con ellos. El padre echó de la casa a sus hijas mayores por cuestionarlo, no las dejó llevarse ni su ropa, mientras Gypsy se quedó en la casa sin ayudar en los quehaceres o en el cuidado de los niños, y tres meses después le propuso matrimonio con un anillo de 7,000 dólares.
Alexis comenzó a liderar una batalla para demostrar que la muerte de su madre no había sido accidental y comenzó por convencer a su hermana, Rachel.
«Fui a cada diario de Utah. Buscaba a un periodista, a alguien que me quisiera escuchar. Mi madre había sido asesinada y a nadie parecía importarle«, explicó.
Mienntras que Linda Cluff, hermana de Michele, le escribió una carta al entonces gobernador de Utah, Jon Huntsman, y a la Oficina de Abogados del Condado de Utah, pidiendo que investigaran la muerte de Michele. La presión dió frutos, por ello asignaron al caso a los detectives Doug Witney y Jeff Robinson.
Una revisión del doctor Todd Gray, un forense en jefe del Estado de Utah, arrojó que ninguno de los medicamentos hallados en el cuerpo de Michele alcanzaban niveles tóxicos graves, pero dijo que la combinación de prometazina, zolpidem, diazepam y oxicodona “podría haber actuado como calmante y haber conducido a una arritmia, resultando en su muerte cardíaca”.
El 6 de octubre de 2010, se cambió la causa de muerte de Michele de “indeterminada” a “efectos combinados de problemas cardíacos y toxicidad”, y se observó que la mujer no pudo haberse administrado los medicamentos por sí misma.
El 24 de agosto de 2012, Martin fue acusado formalmente por el asesinato de Michele, el juicio comenzó el 17 de octubre de 2013 cuando se declaró inocente, pero poco después la declaración de su ex amante, Anna, terminó de hundirlo cuando esta reveló que él le había confesado haber matado a su hermano Rufus Roy MacNeill, ahogándolo en una bañera y que intentó hacer lo mismo con su madre.
La conclusión fue que la víctima había sufrido una sobredosis de medicamentos que le provocaron perder la conciencia en la bañera donde terminó ahogándose, sobre el hecho, el fiscal, Chad Grunander, dijo: «Casi fue un asesinato perfecto, MacNeill hizo que se le suministraran medicinas que él sabía que iban a ser difíciles de detectar una vez que estuviera muerta».
Redacción Maduradas con información de Infobae.
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