El primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, denunció este miércoles la utilización para fines políticos de los 16 menores venezolanos, acompañados por algunas madres, deportados desde el país caribeño y que volvieron al terrritorio insular tras cerca de 48 horas de incertidumbre en las que no se conoció su paradero.
Rowley emitió a través de las redes sociales una escueta declaración sobre los acontecimientos relacionados con los niños venezolanos, que habían entrado de forma ilegal a Trinidad y Tobago, aunque el mandatario se adentró más en la parte política que en la meramente humanitaria.
Rowley se refirió al presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, a quien atribuyó, junto a otros funcionarios, el haber declarado la guerra, prácticamente, a Trinidad y Tobago por no apoyar un cambio de régimen en Venezuela.
“Trinidad y Tobago se encuentra actualmente bajo el último asalto, utilizando personas anónimas, sin rostro, armadas con niños inocentes, para tratar de obligarnos a aceptar su comprensión del estatuto de refugiado“, indicó el primer ministro.
Sostuvo además que se espera que una pequeña nación insular de 1,3 millones de habitantes como es Trinidad y Tobago abra sus fronteras a un vecino -Venezuela– de más de 30 millones de personas, incluso durante una pandemia como la de la covid-19.
Recordó que Trinidad y Tobago ha cerrado sus fronteras, incluso, para sus propios ciudadanos durante la pandemia y que se resistirá con todos los esfuerzos ante quienes están empeñados en forzar la apertura de las fronteras a la inmigración ilegal.
Resaltó que bajo la rúbrica de “humanitaria” se pretende forzar a Trinidad y Tobago a aceptar inmigrantes de naturaleza económica y soportar la acción de traficantes de personas bajo la excusa de que se trata de refugiados.
Redacción Maduradas con información de EFE
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