El lunes 9 de agosto por la mañana un grupo de agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI, policía federal), que el hijo de Donald Trump Eric cifró en alrededor de 30, llegó a Mar-a-Lago.
Trump se encontraba en Nueva Jersey en ese momento. No fue un allanamiento por la fuerza, ya que los agentes del FBI avisaron al Servicio Secreto, que protege al expresidente, antes de su llegada, según informó la cadena NBC.
Durante la revisión a esa mansión, el FB habría encontrado material clasificado que el exmandatario supuestamente se llevó.
De acuerdo con el Mirror, un funcionario le dijo a la revista Newsweek que la redada del esa agencia del Departamento de Justicia de Estados se basó en la información suministrada a este organismo por una fuente fiable, conocida como ‘CI-1’.
El periódico británico afirmó que el expresidente sospecharía de su mujer, Melania Trump, o algún otro miembro de su familia que lo habría traicionado.
Para realizar ese allanamiento, el FBI tuvo que contar con la aprobación de un juez federal, lo que significaba que tenía que explicar por qué consideraban que se hallarían pruebas de ilegalidad en esa propiedad.
Trump ha politizado la redada a su mansión, alegando que fue llevada a cabo por el “estado profundo” en su contra.
Sin embargo, la agencia de investigación criminal insiste en que no existió ningún motivo político detrás del allanamiento, sino que estaban tratando de evitar que se violara la seguridad de Estados Unidos.
Redacción Maduradas
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