La mayoría de los venezolanos sufre la agonía de un país en crisis, donde las alternativas para resolver los inconvenientes son menores en comparación con las posibilidades que tienen otros ciudadanos en el mundo.
Composición Maduradas. Fotos: Versión Final / AFP / Notitotal.
La realidad de los venezolanos es que la escasez de alimentos, de medicinas y la hiperinflación que ha pulverizado los salarios y el poder adquisitivo causan afectaciones no solo físicas, sino también psicológicas.
Son muchas las historias de vida de venezolanos que luchan para salir adelante, darles de comer a sus hijos, recuperar la salud propia o de un ser querido y hasta cumplir una rutina laboral o de estudio.
Cada día miles de venezolanos salen a la calle a enfrentar las calamidades, pero también a escuchar «no hay» en farmacias, supermercados y hospitales, a hacer el sacrificio de intentar llegar vivos a sus hogares. Todo esto lo hacen sin ventilarlo, sin decirle al mundo: «estoy sufriendo».
Algunos, con mayor valentía, se atreven a dar a conocer su triste realidad y ha sido precisamente esa iniciativa la que les ha permitido salir adelante gracias al apoyo de «una mano amiga», porque si algo es innegable es que los venezolanos tienen una gran capacidad de ayudar y ser solidarios con los demás.
A continuación, tres historias de venezolanos que recibieron ayuda tras hacer público su sufrimiento:
Un seno carcomido por el cáncer
Foto: Versión Final
De una manera contundente Venezuela conoció a Elizabeth Salazar el pasado 5 de junio durante una protesta de pacientes que no tienen acceso a los medicamentos. La mujer se paró con valentía frente a las cámaras de los medios de comunicación que estaban en el lugar y desnudó su seno izquierdo, afectado por un cáncer tipo tres con metástasis que se agravó por la falta de fármacos.
Esta mujer de 63 años necesitaba completar 10 sesiones de quimioterapias, algo que no le resultaba posible. Le angustiaba no poder tratarse su seno. Luego de aquel inédito momento soltó: «Quería que el mundo viera lo que estoy viviendo y cómo me siento«. Sin embargo, admitió que sintió temor y vergüenza por mostrar su debilidad.
Antes de eso había tocado, sin éxito, decenas de puertas en busca de ayuda. Luego de hacer pública su realidad, las muestras de afecto y solidaridad llegaron a ella. Semanas después las ayudas se hicieron presentes y logró ir a Colombia para someterse a los tratamientos que necesitaba.
Pese a las complicaciones por trámites migratorios, Elizabeth recibe el tratamiento que en Venezuela no consiguió y mantiene su lucha contra el cáncer, mientras en su país se convirtió en símbolo de lucha contra la crisis humanitaria y hospitalaria.
El profesor de los zapatos rotos
Foto: AFP
Recientemente las redes sociales se encendieron luego de que un profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) publicó una fotografía de su único par de zapatos, con los que debía ir a trabajar a diario pese al estado en el que se encontraba (rotos), como consecuencia de un bajo salario que le impedía incluso hacer un cambio de suela.
Se trata de José Ibarra, un docente que está próximo a obtener su quinto título universitario, pero su formación profesional en Venezuela parece no reportarle mucho valor, porque su salario es tan deplorable que ni siquiera le alcanza para cubrir los gastos de transporte para ir a su trabajo, una situación que viven miles de profesionales de la educación en Venezuela.
La acción de Ibarra fue criticada por algunos, pero fueron más los que consideraron que muchos debían actuar como él. Gracias a esta publicación ganó miles de seguidores nuevos en Twitter, además de valiosas colaboraciones que le permitieron comprar un nuevo par de zapatos que le costaron 60 millones de bolívares.
Además, Ibarra recibió donaciones de zapatos nuevos y usados, además de ropa, lo que le motivó a crear la fundación Zapatos de la dignidad, con la que pretende ayudar a sus colegas que estén en la misma situación, pero que se avergüenzan de mostrar su realidad.
Asegura que al seguir recibiendo donativos los extiende a otros profesores para que tengan calzado, vestido e incluso qué comer, pues «varios se han desmayado porque no comen bien».
Una pequeña guerrera frente a una gran batalla
Foto: Notitotal. AFP
Mariángel Nazareth Matanza es una paciente conocida a través de las redes sociales por su lucha contra Rabdiomiosarcoma Embrionario Orbitario, una patología que la acompañó desde su nacimiento.
La lucha de su familia para conseguir ayuda a través de las redes sociales hizo que la pequeña se volviera muy popular. Este empeño la hizo beneficiaria de la Fundación Nacho Apoya, promovida por el cantante Miguel Ignacio Mendoza, conocido como Nacho, además de recibir apoyo por parte de otros artistas que incluso la visitaron cuando estuvo hospitalizada.
De hecho, se volvió aún más reconocida luego de que el artista le permitió escoger el nombre de su cuarto hijo, Matías, durante una visita que le hizo cuando estaba hospitalizada.
Aunque la historia de Mariángel cierra al perder la lucha contra el cáncer, la realidad es que se convirtió en un ícono de fortaleza, de mantener una gran actitud ante la vida, pese a las adversidades, sin importar la edad que se tenga.
Redacción Maduradas.
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