Una religiosa, a cargo de la coordinación de un colegio de Capacho, en el estado Táchira, ubicado en la carretera entre San Antonio y San Cristóbal, enfrentó a un supuesto guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Infobae
Al parecer, el guerrillero intentó obligarla a entregar las llaves de la institución para habilitarla como refugio para los migrantes que llegaron a través de la frontera en medio de la cuarentena por el coronavirus, pero no tuvo éxito.
Eran cerca de las 2:00 de la tarde cuando llegó al sitio la diputada Zoraida Parra, junto a otros parlamentarios del CLET, algunos militares y el alcalde del municipio Libertad, Rogelio Ontiveros. El grupo pidió las llaves para habilitar la institución como refugio para 150 personas que llegaron del extranjero y necesitan cumplir cuarentena.
La hermana Rosalía, coordinadora de Pedagogía de Primaria, les negó el acceso, argumentando que esa es una institución privada que debía responder ante un cuerpo de representantes y estudiantes.
En medio de la tensa situación, y al parecer luego de una llamada del alcalde, se presentaron varios sujetos armados con fusiles. Los testigos indican que se trataban de miembros del ELN. Tenían uniformes camuflados y botas altas de caucho. Afuera se quedó una camioneta blanca esperándolos.
“Trataron de disuadir a quienes estaban en la entrada de la institución, diciendo que tenían que dispersarse. Algunos de los vecinos intentaron impedirles el paso, gritándoles que no se irían y uno de los bolillos los apuntó con las armas mientras ingresaban al lugar”, contó a Infobae uno de los vecinos de Capacho Viejo.
Posterior a ello, la hermana Rosalía salió a ver qué sucedía. “Uno de los dos elenos que entraron a la escuela le colocó el arma contra el pecho a la monja. Hubo unos segundos de tensión, mientras quienes presenciaban el hecho estaban aterrados pensando que el hombre dispararía contra la hermana Rosalía. Ella miró el cañón, le colocó la mano encima y bajó el arma con suavidad, pero también con firmeza”, reveló una mujer que estuvo en el lugar.
“Respete que aquí estamos dialogando”, le habría dicho la monja al joven guerrillero. “La monjita más bien fue guapa. Casi regañó al ‘bota de caucho’, a la vez que insistió en decirle: ‘Aquí no estamos con violencia, así que le agradezco que desaloje mi institución, porque aquí estamos los representantes y los que hacemos vida en esta comunidad educativa’. Esa monjita le habló bien firme. El ‘bota de caucho’ se puso un poco tenso, miró para los lados y fue cuando vio a un profesor que estaba grabando, entonces se fue hacia él y le quitó el celular y se fue”.
Los habitantes de la población se enteraron de las pretensiones de convertir el colegio en refugio y se acercaron al lugar, apoyaron a la religiosa y los funcionarios tuvieron que desistir.
Redacción Maduradas con información de Infobae
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